Los campesinos que viven en la hacienda y sus terrenos reconocidos en propiedad por la Corte Constitucional son objeto de hostigamientos con artefactos explosivos, mientras la empresa palmicultora Aporte San Isidro intenta revertir los derechos de propiedad de sus legítimos dueños, las comunidades.
Anuncios.
Anuncios.