Reunidos en convención nacional, los partidos Polo Democrático Alternativo, Colombia Humana, Unión Patriótica y Partido Comunista Colombiano y los movimientos Progresistas y Minga Social y Popular dieron cumplimiento el pasado 19 de julio al anhelado propósito de convertir la coalición electoral Pacto Histórico en partido político.
Este es un paso de gran importancia para el pueblo colombiano, del cual ya comienzan a desprenderse algunas consecuencias que permitirán hacer aún más efectivo el carácter protagónico que ha tenido esta agrupación desde cuando, en 2022, bajo el influjo de Gustavo Petro y al calor de su candidatura presidencial, tomó forma de coalición política.
La primera consecuencia a destacar es que con esta transformación ha despejado el camino hacia las próximas elecciones al Congreso, el cual se hallaba enturbiado por la existencia de una legislación electoral que les impedía a los hoy partidos y movimientos fundantes mantenerse como coalición, dado el hecho de haber obtenido en las pasadas justas una votación superior al 15 por ciento del total sufragado.
Solo falta que la dirección del nuevo partido imparta las directrices aclaratorias necesarias acerca de cómo y con quiénes se van a conformar las listas de candidatos, pues ya comienzan a escucharse autoproclamaciones al Congreso provenientes de militantes de partidos diferentes a las fuerzas fundantes del Pacto, sin que se sepa que hayan renunciado oportunamente a ellos y sin pasar por el tamiz de la consulta que la misma convención acordó realizar el próximo 26 de octubre.
Está pendiente también que el Consejo Nacional Electoral expida el reconocimiento oficial de la correspondiente personería jurídica, hecho que resulta indispensable para darle inicio al proceso de afiliación de sus militantes, el cual debe resultar masivo y para el cual Gustavo Petro ya anunció su decisión de convertirse en el primer adherente. Este elemento constituye sin duda el primer gran impulso hacia la conversión del Pacto Histórico en la primera fuerza política electoral del país en cuanto a cantidad de miembros, a lo que debe agregarse la educación política como ingrediente nutricio cotidiano de la conciencia militante, si queremos que se convierta también en la primera fuerza en cuanto a unidad, combatividad y disposición para impedir en las calles que lo que decida en las urnas se vuelva letra muerta, como ha sido tradicional en nuestro país.
Como bien lo decía la convocatoria, esta convención del Pacto Histórico buscaba consolidar la unidad del movimiento popular y fortalecer su capacidad de movilización. Este primer paso se dio exitosamente. Lo que sigue es seguir caminando por ese sendero, con la mira puesta en convertir a nuestro país en uno de los más equitativos del planeta.
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