Estaba cantado como en juego de cartas abiertas, que la condena impuesta por una juez a Álvaro Uribe a quien más terminaría sirviendo sería al propio Uribe. Estaba cantado que el sistema judicial acá es menos creíble que una tira cómica, un mundo de papel y archivos que crecen y se descartan y se contradicen y se cambian tan fácil como un juego de lego.
Tan solo veinte días atrás decíamos que aquí todo ocurre y nada pasa. Así es que con el fallo del momento venía implícita la certeza de que en breve los delitos que se le imputaban prescribirán, y si no prescribieran el Tribunal de apelación hallaría vicios en las pruebas, y si no fuera así, vendría la Corte, y tras la Corte o antes de todo esto las tutelas, y tras las tutelas otros vicios, y luego el tiempo y con el tiempo nada de esto se cerrará, pero tampoco concluirá, y pasaremos de ese modo varios años más haciendo girar la ruleta entorno a Uribe, a sus culpas, a su inocencia, a las justificaciones, a las culpas de otros que permanecen libres; Uribe verdugo, Uribe víctima, Uribe esto y lo otro.
Uribe funge ahora como el gran señor de las próximas elecciones.
Lo cierto es que, tras ser convertido en víctima a la luz de tantos, veinte días después del fallo que lo condenó y ordenó su detención, Uribe funge ahora como el gran señor de las próximas elecciones. Nunca quizá se le vio tan candidato y tan rector y tan decisor como ayer cuando una tutela, en un tronar de dedos que estaba igualmente cantado, decidió su libertad inmediata.
Esto está en extremo disparatado y no hay mucho de dónde agarrar. Mientras el país debate en el que quizá es el mayor juicio de la historia contra un expresidente, y mientras el país sabe que todo ello es un gran novelón de papeles que se quitan y se cambian al antojo, irrumpe en escena EPA Colombia quien pasa a ocupar páginas de la misma magnitud en la balanza de todo el reality judicial y político que aquí impera, de modo que en el mismo tronar de dedos de los privilegios que se reparten como a cada funcionario o juez le viene en gana, pasa a ser detenida a en una guarnición militar.
Por la historia política de este país ha corrido mucha sangre y mucho sancocho de gallina, decía JM, quien fue un gran poeta. Así va esto, desgastado, insustancial, delirante.
A Uribe nada le pasará, nada más allá de ser decisor de las elecciones que vienen, de las sangres y los sancochos de gallina que se aproximan, al paso que EPA Colombia crecerá como espuma y también incursionará en política, si es que no lo hizo ya. Está cantado.
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