Así ha sido el camino de San Basilio de Palenque en su lucha para ser municipio

Lograr que este pueblo palenquero deje de ser un corregimiento ha sido uno de los proyectos bandera del gobernador Arana, quien quiere irse con este logro cumplido

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agosto 22, 2025
Así ha sido el camino de San Basilio de Palenque en su lucha para ser municipio

En San Basilio de Palenque, cada amanecer se abre con un sonido que parece venir desde siglos atrás: los tambores. La música, que alguna vez sirvió de grito de libertad en las montañas, hoy acompaña una nueva lucha, la de convertirse en municipio.

A la entrada del pueblo, un cartel pintado a mano recibe a los visitantes con una frase que parece escrita con orgullo y terquedad: “Primer pueblo libre de América”. Pero ahora, los palenqueros quieren algo más que un reconocimiento histórico: quieren el derecho de gobernarse a sí mismos, con las reglas claras de un municipio y no como corregimiento olvidado.

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El proceso hacia esa meta parecía, como casi todo en la vida de Palenque, una cuesta arriba. Hubo dudas jurídicas, trabas burocráticas y silencios institucionales. Pero hace unas semanas, un fallo judicial abrió el camino para que la consulta popular –la llave de este anhelo– sea legal y legítima. Fue como si alguien hubiera quitado una piedra del río para que el agua pudiera correr.

Yamil Arana, el gobernador de Bolívar, habla de ese fallo con un tono que mezcla política y emoción. “Esto no es solo un trámite legal”, repite con insistencia, “es un acto de justicia para una comunidad que le dio libertad a Colombia antes que nadie”. Arana, joven y con ambiciones de dejar huella, ha hecho de este proceso una bandera.

Para entender por qué este trámite legal despierta tantas emociones, hay que volver atrás. San Basilio de Palenque fue fundado por esclavizados cimarrones que escaparon de Cartagena en el siglo XVII. Se escondieron en la espesura de la montaña y allí construyeron un refugio que con el tiempo se convirtió en símbolo de resistencia.

Mientras el proceso avanza, la vida cotidiana en Palenque sigue latiendo. En las últimas semanas, las fachadas del pueblo han cambiado de piel. El gobernador Arana, pincel en mano, sorprendió a muchos cuando apareció pintando paredes junto a los vecinos. No fue una foto cualquiera: estaba lanzando el proyecto “Más Vida Palenque”, con el que se renovaron 750 viviendas y se intervinieron espacios públicos. Los colores los escogió la gente. Verdes, azules y naranjas brillan en las casas, como si el pueblo hubiera decidido ponerse ropa nueva para recibir lo que viene.

San Basilio

Una consulta que será histórica

El paso que sigue es la consulta popular. No será cualquier votación. Es la posibilidad de que por primera vez los palenqueros decidan si quieren caminar con su propio bastón de mando administrativo. Esta consulta permitirá que los habitantes decidan si quieren que Palenque deje de ser corregimiento y se convierta en municipio. En el papel suena sencillo. En la práctica, es el resultado de décadas de reclamos y de un pueblo que aprendió a no resignarse.

La Gobernación insiste en que todo se hará con transparencia, garantizando que la comunidad participe libremente. En palabras de la secretaria de Planeación, Susana Puerta, “cada etapa será comunicada y cada voz contará”.

En los corredores de la escuela local, algunos maestros ya hablan con sus alumnos sobre lo que significa votar en esa consulta. No todos, sin embargo, creen que el camino esté libre de obstáculos. Hay quienes temen que la política tradicional se apropie del proceso o que el entusiasmo comunitario se desgaste en la maraña burocrática.

La herencia que sigue viva

Pese a las dudas, el ambiente en Palenque es de celebración. En las noches, los tambores suenan más fuertes que de costumbre y los jóvenes improvisan versos sobre el futuro. El sueño municipal se mezcla con la memoria de los ancestros, como si los espíritus de Benkos Biohó y los cimarrones  caminaran entre las calles recién pintadas del pueblo que liberaron.

San Basilio de Palenque ha sido muchas cosas: refugio de esclavizados, símbolo de libertad, patrimonio de la humanidad. Ahora quiere ser, simplemente, un municipio. Parece poco para un pueblo con tanta historia, pero en realidad es mucho: es la oportunidad de decidir, con papeleta en mano, el rumbo de su destino.

“Palenque va por buen camino”, repite el gobernador Arana cada vez que le preguntan. Y aunque suene a frase de político, en la mirada de los habitantes ese camino se traduce en algo más profundo: el deseo de que el futuro, por primera vez en tres siglos, se escriba con tinta palenquera.

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