Opinión

El comienzo de una amistad

Esta semana me entrevistaron sobre Marta Traba porque Uniandes está haciendo una gran recopilación de sus trabajos y quedé pensando en los primeros días con ella

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agosto 23, 2025
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 - El comienzo de una amistad
"Ella tenia un sentido de la vida extraordinario e intensidad de pensamiento y una gran agilidad mental"

Era una joven periodista cuando la encontré en Washington, una ciudad que me aburría por las caras grises, las conversaciones planas y el mundo insípido de los burócratas.  Un buen día me invitó a que la acompañara a dar una conferencia de arte Latinoamericano en la Universidad de Maryland.

Ella no sabía manejar, obviamente no tenía el menor sentido de la orientación en distancias largas. Y yo era la primera vez que iba,  conducía con audiencia mi volkwagen pero como no teníamos la ruta clara y nos aburrían los mapas,  resolvimos perseguir eternamente al bus que la llevaba a aquella institución.  Fue un largo y lento viaje.  Nos reímos a carcajadas de la absurda situación. -La risa, el entusiasmo y la alegría eran una parte integral de su vida. Se reía por dentro y por fuera. En la novela Ceremonias del verano encontramos risas incontenibles, risas internas, ataques de risa. También hablamos de la vida y la trascendencia, sobre la historia de los días con encuentros y desencuentros. 

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"Sin duda tenía el don de la palabra". Foto: Uniandes

Ella tenia un sentido de la vida extraordinario e intensidad de pensamiento y una gran agilidad mental.  Ese día, me introdujo como en un rito iniciático, en el tema del arte y también me contaba del terror que sentía al hablar en público.  Aunque, cuando empezaba, lo hacía con enorme soltura; sin duda tenía el don de la palabra.  Me contaba de los equívocos y prejuicios de típicos latinoamericanos cuando desde Paris pensaban en los Estados Unidos y los yanquis con mucho prejuicio y de cómo duró mucho tiempo burlándose de la caricatura norteamericana de la gente banal y del mundo de plástico.

En ese momento su marido Angel Rama era profesor invitado del Departamento de Español de la universidad a donde íbamos y se encontraban felices de estar en esta ciudad bella, con la Biblioteca del Congreso al lado y todas las facilidades y oportunidades de una sociedad con todos los recursos. Durante ese mismo viaje, también tocamos la Revolución Mexicana porque tenía que hacer un trabajo para la universidad donde me encontraba realizando un maestría en Gergetown en historia y desde ese momento el tema central fue el Muralismo.

Ese día, como todos los días siguientes durante cinco años, tuve el privilegio de estar cerca a ella y de compartir su alegría y la sabiduría bondadosa y su devoción por el trabajo, la literatura, la música, las cosas bellas.  Me procuro lo que hoy guardo como un tesoro:  la felicidad estética.  Me mostró la ética del trabajo continuo.  La devoción por la escritura.  Ella siempre estaba en un proyecto diferente. Un libro, otro, la trilogía. Otro libro sobre arte latinoamericano para el Museo del cual fui directora y, que en su momento fui asistente de investigación. 

Me mostró que para el escritor la ficción no existe cuando lloramos amargamente porque uno de los personajes tenía que morir  en sus novelas, su amor profundo por la literatura, por la música y la voz humana, por el cine y su amor por el arte.

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"Me mostró la ética del trabajo continuo. La devoción por la escritura" Foto: Uniandes

Ya de vuelta a su casa pero ese mismo día me regaló el libro El Ancho Mar de los Zargazos, de Jean Ryhs, y me invitó a ver  p, de Abel Gance, que fue editado Francis Ford Coppola y con la interpretación musical en vivo donde el director de la orquesta, que era el padre de Coopola.  Comimos una maravillosa sopa de cebolla y una milanesa que había preparado con enorme gusto.  Y, hoy soy lo que soy porque cuando ocurrió aquel fatal accidente, la Universidad de Maryland – donde los dos trabajaban, me pidió que hablara de ella en la ceremonia del funeral.  Ese día me comprometí  a que a mi manera continuaria su trabajo

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