Hace once años, en agosto de 2014, fue asesinado Jairo Alberto Zapa Pérez, director de Regalías del departamento de Córdoba. Su cuerpo apareció sepultado en una finca de la familia del entonces gobernador Alejandro Lyons, pero su hallazgo no ha servido hasta hoy para desenterrar también la verdad y para conseguir que su muerte no quede impune.
El regreso de Lyons a Colombia, deportado tras seis años de detención en Estados Unidos, abre nuevas posibilidades para que la investigación se reactive y para que la justicia pueda interpelar al principal sindicado de haber actuado como determinador del crimen.
En contra del exgobernador obran hasta hoy testimonio revelador vertido, pocos días antes de su misteriosa muerte en prisión, por Jaime Agámez, alto funcionario del gabinete cordobés condenado por un peculado contra los recursos destinados a programas de educación.
Agámez solía hablar con Jesús Henao, contratista de la gobernación también implicado en la muerte de Zapa y condenado a 42 años de cárcel por el homicidio, y en su declaración sobre los hechos hizo esta revelación: “(…) Me contó Jesús Henao que Alejandro Lyons le ofreció mil millones por cada año que este durará detenido, con tal de que no lo delatase a él”. Por el solo hecho de aceptar cargos y atribuirse toda la culpa de lo ocurrido Henao estaría recibiendo en aquella época $30 millones.
La historia referida por Henao a Agámez señalaba que Zapa fue estrangulado dentro de una casa del barrio La Castellana de Montería, a donde fue citado bajo engaño. Su muerte, según lo corroboró medicina legal, se produjo por asfixia mecánica (estrangulamiento) y su crimen fue ejecutado dentro de una casa cuyos dueños la prestaron creyendo que allí se verificaría una reunión de gobierno.
“El día en que Jesús Henao asesinó a Jairo Zapa -prosigue el relato de Agámez- llamó a la dueña de la casa con insistencia a decirle que aún no se acababa la reunión. Temía que la dueña de la casa llegara y encontrara el cadáver. Al rato apareció el gobernador Lyons, prestó el vehículo y entró al garaje de la residencia y en un costal tres rayas guardaron el cadáver”.
El cuerpo, siempre según el mismo testimonio, fue transportado en un vehículo oficial que no sería requisado en ningún retén y fue sepultado en predios de una finca del padre de Lyons, de donde cuatro meses más tarde sería exhumado cuando alguien alertó a las autoridades.
El propio Agámez aseguró entonces que el gobernador solía visitar subrepticiamente la cárcel de Corozal donde estaba confinado Henao para coordinar con él las versiones que le darían a la justicia con el propósito de torcerle el cuello a la verdad.
Desde entonces la familia de Zapa ha estado clamándole a la justicia que esclarezca el papel de Lyons en el crimen. La voz del exdirector de Regalías fue acallada, según los dolientes, porque el mandatario departamental quería borrar a toda costa huellas de un saqueo sistemático de esos recursos provenientes de la explotación de recursos mineros del departamento.
Alejandro Lyons fue detenido el 30 de julio de 2025 tan pronto como desembarcó en el aeropuerto Eldorado de Bogotá de un vuelo que lo trajo extraditado de Estados Unidos. En Estados Unidos colaboró en investigaciones de interés para el FBI y estaría dispuesto a cooperar también en el esclarecimiento de Zapa.
La muerte de su exdirector de Regalías no lo libró a Lyons de una condena a 63 meses de prisión por el desvío de recursos por cerca de $10.000 millones. Tiene pendiente otra sentencia por el entramado del cartel de la hemofilia, en virtud del cual se habría embolsillado $50.000 millones.
En Estados Unidos se explayó en detalles sobre el cartel de la toga que tocó a magistrados de la Corte Suprema, con la frustrada esperanza de quedarse en ese país. Tuvo incidencia en la condena al exmagistrado Camilo Tarquino Pacheco y en la captura, en junio de 2017 del entonces director de la Unidad Nacional Anticorrupción de Fiscalía, Luis Gustavo Moreno Rivera, quien logró rehabilitarse más tardes a instancias de su colaboración con la justicia.
Aun así, no se ha borrado de la memoria colectiva el episodio protagonizado por ambos (Moreno y Lyons) en un centro comercial de Miami donde el exgobernador de Córdoba entregó una fuerte suma de dinero a Moreno a cambio de una gestión para que lo liberara de un castigo judicial que le esperaba en la Corte Suprema de Justicia.
Eran los tiempos del escándalo del cartel de la hemofilia, la mayor fuente de desangre de las arcas departamentales. Lyons y un grupo de funcionarios de la Secretaría de Salud inventaron una serie de pacientes inexistentes y fabricaron con falsedades una epidemia de una enfermedad que afecta a muy pocas personas en el mundo. Su objeto era apoderarse de los recursos públicos asignados a los subsidios de atención.
La entrega del dinero fue grabada por agentes estadounidenses y las verdades que surgieron de allí fueron suficientes para salpicar a Tarquino y a otros integrantes de la Corte.
Las cuentas de Lyons quedarán saldadas cuando cuenta la verdad de la muerte de Zapa y pueda pagar por ello.
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