Opinión

¿Cuánto pagan por Nicolás Maduro?

Irrefutable que Maduro merece sanción. Pero inaceptable sería apoyar una invasión de los Estados Unidos a Venezuela

Por:
agosto 28, 2025
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Resulta poco decir que Nicolás Maduro es un dictador con huellas de criminalidad, un violador sistemático de derechos humanos y, desde luego, el jefe (mandamás o esbirro, no se sabe) de un aparato estatal aliado al narcotráfico.

Maduro, no es comunista, no es de izquierda, no es progresista, ni siquiera liberal. Ha buscado mimetizarse en esa imagen, pero su accionar es réplica más cercana a la de nefastos personajes como Pinochet, Bokassa, Idi Amín, Rafael Videla, también Anastasio Somoza, Teodoro Obiang, Stroessner o Turbay Ayala; bien dicho, lo suyo es la expresión viviente de algunos de los más abominables fascistas y autócratas que puedan recordarse en tiempo cercano.

Que Maduro merece toda la sanción posible resulta irrefutable. Pero situación distinta sería apoyar en cualquier sentido una invasión de los Estados Unidos a Venezuela. Desde todo punto de apreciación moral, política o histórica avalar una acción militar o invasión contra Venezuela equivaldría a agachar el alma, a mutilar la memoria de todo aquello espeluznante que hicieron gobiernos norteamericanos en  Guatemala, El Salvador, Argentina, Nicaragua o Chile, en donde impusieron, no hace tanto tiempo, dictadores y títeres letales.

Vaya dilema. ¿Cómo capturar a un tipo como este y a sus cómplices (muchos militares y muchos civiles empresarios socios de su régimen), sin resquebrajar el sentido de soberanía y respeto que ningún país y por ningún motivo debería romper en pleno siglo XXI?

Todo da a pensar, pues, que esto implique un juego de ajedrez, tareas de desgaste y presión que no parecen de inmediata resolución.

La manera cómo se resuelva la situación de Ucrania tras la reunión Putin-Trump de Alaska, tendrá mucha incidencia en la duración de este modo de presión al régimen madurista. Claro parece que este no tendrá mucho apoyo posterior de Rusia o de China y claro parece también que Estados Unidos no dará marcha atrás de un día para otro.

La prudencia diplomática ahora es clave: hay que recordar que los gobiernos latinoamericanos en general no han reconocido al régimen de Maduro, ni sus elecciones fraudulentas recientes.  Difícil entonces que alguien dé un peso por defenderlo, pero claramente todos o la mayoría de gobiernos aquí y en otros continentes se opondrían a una acción militar o de invasión.

Como sucede en estos casos, Nicolás Maduro tiene cuenta regresiva. Él mismo irá buscando una rendija de escape porque sabe, como es de esperarse, que alguien se equivocará, alguien se volteará, alguien se dejará tentar por una recompensa pequeña o grande.

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