El austriaco detrás de Fruco, la marca de salsa de tomate que nació en Cali y ninguna ha podido tumbar

La salsa que nació en un pequeño garaje caleño se convirtió en tradición familiar y hoy es el sabor más querido de Colombia

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agosto 31, 2025
El austriaco detrás de Fruco, la marca de salsa de tomate que nació en Cali y ninguna ha podido tumbar

En la historia de las marcas más queridas del país, hay nombres que evocan familia, sobremesa y tradición. Uno de ellos es Fruco, la salsa que, desde hace más de siete décadas, se convirtió en protagonista silenciosa de millones de platos en Colombia. Su historia no comenzó en un laboratorio de multinacional ni en una gran fábrica, sino en un modesto garaje de Cali, con el sueño de un inmigrante que encontró en los sabores tropicales una oportunidad para reinventarse.

El austriaco detrás de Fruco, la marca de salsa de tomate que nació en Cali y ninguna ha podido tumbar

Era 1948 cuando Marco Leo Feldsberg, un ingeniero austríaco que había llegado al país después de la guerra, decidió fundar en el barrio Santander de Cali la Frutera Colombiana S.A.. Su idea era sencilla: aprovechar la riqueza frutal del Valle del Cauca para producir mermeladas y vinagres. Lo que nunca imaginó era que, apenas dos años después, daría vida a un producto que marcaría a generaciones enteras: la salsa de tomate Fruco.

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Junto a Félix Zweig, un ingeniero de alimentos, Feldsberg perfeccionó la fórmula de una salsa espesa, sabrosa y con una acidez equilibrada, muy distinta a la de las marcas extranjeras que apenas llegaban al país. En poco tiempo, Fruco no solo se ganó un espacio en las mesas colombianas: se convirtió en sinónimo de sabor casero, en ese toque que no podía faltar en el arroz, las empanadas o el perro caliente de la esquina.

Fruco: de un garaje a convertirse en ícono nacional

Los primeros años de Fruco fueron los de un negocio familiar, con distribución limitada pero con una calidad que hablaba por sí sola. Sin embargo, Feldsberg entendió desde el inicio que no bastaba con tener un buen producto: había que construir marca. Fue entonces cuando surgió uno de los pilares que la acompañarían por décadas: la recordada publicidad.

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Como Fruco no hay nada igual” fue más que un eslogan; fue una promesa de sabor que los consumidores asociaron con confianza. Esa mezcla de calidad, marketing y una red de distribución cada vez más robusta hizo que Fruco creciera hasta expandirse por todo el país en los años cincuenta. En menos de dos décadas, había pasado de un garaje caleño a ocupar un lugar privilegiado en las cocinas colombianas.

La botella, con su diseño apenas modificado a lo largo del tiempo, se volvió un símbolo de tradición. En ella muchos colombianos reconocen no solo un producto, sino la continuidad de recuerdos familiares, almuerzos en casa y encuentros en torno a la comida.

El salto al mundo de las multinacionales

El éxito no pasó desapercibido. En 1962, la compañía estadounidense Best Foods adquirió Fruco, y con ello comenzó una nueva etapa de expansión y tecnificación. La marca ganó músculo financiero y accedió a mejores canales de distribución, sin perder de vista su identidad local.

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Años después, en el 2000, Fruco pasó a ser parte de Unilever, gigante global de consumo masivo que la incorporó a su portafolio sin modificar la esencia que la había hecho única: la conexión con el consumidor colombiano. Desde entonces, Fruco no es solo un producto clave en el país, sino también un ejemplo de cómo una marca local puede convertirse en un estandarte dentro de una multinacional.

Hoy, Fruco representa más del 50% del mercado de salsas en Colombia y está presente en la mayoría de los hogares. Se calcula que cada año se consumen millones de botellas en el país, un indicador de su relevancia cultural y comercial.

La evolución de Fruco sin perder su esencia

Fruco ha sabido reinventarse sin dejar de ser fiel a su receta original. En los últimos años ha lanzado nuevas categorías como guisos listos, salsas BBQ y mayonesas. Una de sus innovaciones más comentadas fue la Mayonesa Receta Artesanal, presentada en envase de vidrio y elaborada sin colorantes ni conservantes, apelando a un consumidor que busca productos más naturales y sostenibles.

También ha desarrollado versiones bajas en sodio y opciones light, adaptándose a las nuevas tendencias de alimentación saludable. Sin embargo, detrás de cada lanzamiento hay un esfuerzo por mantener el mismo “secreto del sabor” que la hizo famosa.

El sabor que se volvió cultura

La marca tampoco se ha quedado atrás en el mundo digital. Con campañas en redes sociales y activaciones innovadoras, Fruco logró conectar con nuevas generaciones. Un caso recordado fue el de su mayonesa con leche, que se convirtió en tendencia y potenció sus ventas gracias al voz a voz en plataformas digitales.

Más allá de cifras y ventas, Fruco es hoy parte del patrimonio cultural colombiano. Se le asocia con navidades, con el perro caliente de estadio, con la empanada de la esquina y con las recetas de la abuela. Es, en otras palabras, un sabor compartido por varias generaciones.

Que una marca nacida en un garaje caleño siga vigente después de más de 70 años no es casualidad. Es el resultado de una combinación entre visión empresarial, calidad en el producto y un entendimiento profundo de la cultura colombiana.

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