Muy recién se estrenó en la cartera, el ministro de Minas Edwin Palma cogió avión a Caracas y logró reunión con el presidente Nicolás Maduro el pasado 4 de julio en el Palacio de Miraflores donde el presidente venezolano atiende reuniones de alto nivel.
La tarea estaba clara: hundirle el acelerador a la compra de Monómeros, de propiedad de Venezuela desde el 2006, cuando el presidente Alvaro Uribe le vendió el 50 % colombiano a Hugo Chávez.
En sus tres días en Caracas tuvo un encuentro clave con la poderosa del régimen, la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien también es la ministra de Hidrocarburos.
Para el presidente Petro, este activo es estratégico para asegurar un precio económico de los fertilizantes y con ello apoyar prioritariamente los proyectos productivos de los campesinos que se han beneficiado de las tierras de la reforma agraria y de allí su decisión de que fuera Ecopetrol la encargada desembolsar los USD 200 millones.
Todo parecía estar listo, hasta que la junta directiva de Ecopetrol, con su presidenta Mónica de Greiff como vocera, dio un frenazo en seco. Muy a pesar de la intención de la cabeza de la petrolera Ricardo Roa, quien se ha mostrado afín a todas las tareas que le fija el Presidente, Mónica de Greiff confirmó que el negocio no es posible dadas las sanciones de Estados Unidos sobre Petroquímica de Venezuela, empresa filial de PDVSA, dueña de Monómeros.
Cuando el negocio parecía ser un hecho, funcionarios de Pequiven estuvieron en Bogotá representantes de Petroquímica de Venezuela (Pequiven), para ultimar detalles con el ministro. Una operación que de hecho conlleva riesgos muy altos. Como si estos no existieran, el proceso siguió adelante, hasta firmar un acuerdo de entendimiento para intercambiar información financiera y establecer una metodología de valoración conjunta.
El acuerdo fue firmado durante la reunión de la Celac el 22 de julio en Bogotá- El documento fue refrendado el presidente de la Pequiven, Román Maniglia, y el ministro de Minas y Energía de Colombia, Edwin Palma, olvidando la talanquera que parece insalvable y que la presidenta De Greiff ha dejado en claro.
La relación de Colombia con Estados Unidos no está en su mejor momento y las de Venezuela en el peor momento posible, de tal manera que no parece factible suponer que Trump de luz verde a la compra de una empresa que está en la mira del Tesoro. Por eso, también parece inviable uno de los “caminos” que según minMinas se explorarían: tramitar una licencia ante Estados Unidos. Ese camino podría conducir al despeñadero, en medio del arsenal de sanciones de Trump.
Un viejo capricho de Petro
Petro siempre ha estado tras Monómeros. Fue un tema de campaña y tan pronto se posesionó, tres meses después, en noviembre del 2022, el entonces embajador de Colombia en Venezuela, hoy ministro del Interior, Armando Bendetti, ya daba por cerrado el negocio, pero este nunca cuajó.
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