En Colombia, hablar de café es hablar de tradición, orgullo y territorio. Sin embargo, pocas veces se conecta esa taza humeante de las mañanas con lo que ocurre en las fincas, en los laboratorios de innovación y en las comunidades que dependen de este grano. Amor Perfecto, una de las marcas cafeteras más reconocidas del país, ha querido transformar esa mirada, demostrando que cada sorbo puede estar acompañado de inclusión social, cuidado ambiental y un modelo económico circular.
De la finca a la taza: la cadena de Amor Perfecto cadena que transforma
En la finca Buena Vista, en el Tolima, Astrid Medina cultiva el café que lleva el sello de Amor Perfecto. Allí, junto con otros caficultores, no solo se trabaja en producir granos de alta calidad, sino en integrar prácticas que reduzcan la huella ambiental.
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A través de su alianza con Innovakit, líderada por Silavana Yadar, ingeniera agroforestal, se han sembrado más de 10.000 árboles, de los cuales 2.600 corresponden a la compensación de la huella de carbono de la compañía. Una innovación clave son los pellets biodegradables, que permiten sembrar sin necesidad de bolsas plásticas y favorecen la reforestación responsable.

“Para producir una taza de café se requieren hasta mil tazas de agua”, explicó Silvana Yandar, cofundadora de Innovakit, quien resalta la urgencia de usar tecnologías que hagan un consumo más eficiente del recurso hídrico y fortalezcan la resiliencia de las comunidades rurales. Además, Amor Perfecto busca visibilizar a las mujeres caficultoras, dándoles herramientas para alcanzar mayor autonomía financiera dentro de la cadena de valor.
#ReciclarEsAmar: cuando una bolsa vacía se convierte en esperanza
Uno de los proyectos más simbólicos es la campaña #ReciclarEsAmar. Allí, los consumidores devuelven empaques vacíos de café que luego son transformados en las Tulas de Amor: mochilas elaboradas en Bogotá y Zipaquirá por mujeres cabeza de hogar. Solo en 2024, se recuperaron más de 239 kilos de plástico y se produjeron 740 tulas, un ejemplo tangible de cómo la economía circular puede generar impacto ambiental y social al mismo tiempo.

“Reciclar no es un fin en sí mismo, es un acto de inclusión”, afirma Alejandra Galeano, especialista en sostenibilidad de la marca, quien recalca también la alianza con la Fundación Cerros de Bogotá, donde la borra de café es utilizada como abono orgánico en proyectos de restauración ecológica.
El valor de lo que parecía basura, así lo transforma Amor Perfecto con Newergy
Para Amor Perfecto, los residuos nunca son basura. Gracias al trabajo con Newergy, cada mes se recupera más de una tonelada de desechos orgánicos, que luego se convierten en entre 300 y 400 kilos de abono y combustible. “Los residuos, bien gestionados, son recursos con valor económico, energético y ambiental”, sostiene Daniel Urrea, CEO de la empresa.
De esta forma, el ciclo se cierra: desde la producción en finca hasta el consumo en la ciudad, cada empaque reutilizado, cada residuo transformado y cada árbol sembrado hacen parte de un sistema que demuestra que la sostenibilidad no es un discurso, sino una práctica diaria.
La historia de Amor Perfecto es también la de una apuesta cultural. Convertir un producto tan cotidiano como el café en una plataforma para innovar, incluir y cuidar el planeta habla de un cambio profundo en la forma de entender los negocios. Su visión deja en claro que el futuro de la caficultura no solo está en producir el mejor grano del mundo, sino en garantizar que ese grano sea cultivado con responsabilidad y con amor.
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