En una esquina apacible de Usaquén, Bogotá, se esconde Kaishi, el primer restaurante de comida china dedicado al auténtico BBQ chino en la ciudad. Al cruzar la puerta de esta casa blanca con ventanas rojas, uno abandona el bullicio urbano para sentarse alrededor de una parrilla al carbón incrustada en la mesa: allí chisporrotean pinchos de res, pollo, cordero y vegetales, todos de proveedores colombianos, que mantienen la frescura del producto sin sacrificar la tradición de los asados de Pekín.
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Tradición, tecnología y sabor más en Kaishi, el primer restaurante de comida china BBQ
Como en los puestos callejeros de China, la hora del asado en Kaishi es un ritual de comunidad. Cada comensal cocina sus pinchitos y controla el fuego para lograr el punto perfecto. Pero el guiño a la modernidad no se queda atrás: Facunda, una mesera robot importada, recorre las mesas con hasta cinco bandejas al mismo tiempo, evocando los restaurantes de Shanghai y Taipei. Para rematar la experiencia, el sótano de la casa alberga Metro, un "bar oculto" donde cocteles de autor fusionan frutas locales como chontaduro o curuba con toques orientales y europeos.
Con una carta pensada para sorprender —donde el cordero, poco común en Colombia, brilla por su ternura—, Kaishi ofrece opciones $30.000 por persona, un precio accesible para lo novedoso de su propuesta. Abierto de martes a domingo, este rincón de asado chino en Usaquén no solo sacia el apetito, sino que invita a redescubrir la mesa como espacio de encuentro y a celebrar la hibridación cultural que florece en Bogotá.
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