La candidata del Partido Comunista Jeannette Jara logró unir a la izquierda alrededor de su nombre, por primera vez en la historia de Chile, para buscar suceder a Gabriel Boric en las próximas elecciones presidenciales.
El mandatario no pudo dejar en el Palacio de La Moneda una sucesora de su cuerda como sería Carolina Tohá, ministra del Interior, hija del exministro de Salvador Allende, José Tohá, quien fue asesinado tras el golpe de Estado de 1973. La amplia ganadora de la consulta de la izquierda fue Jara, quien fue su ministra de Trabajo en representación del Partido Comunista.

Jeannette Jara, a sus 51 años no es una recién llegada a la política, tiene una larga trayectoria de más de tres décadas que empezó desde su adolescencia en las Juventudes Comunistas durante los últimos años de la dictadura militar. Se define a sí misma como una “ hija del Chile real”, y repite como un mantra: “Sé lo que es levantarse temprano para ir a trabajar y volver tarde a casa esperando que el sacrificio valga la pena”.
Su origen humilde es un elemento diferenciador en el discurso frente al de otros otros políticos, aun de su mismo partido. Su padre es un mecánico, su madre un ama de casa, los cinco hermanos nacieron en una población de la comuna de Conchalí, una zona popular del norte de Santiago Chile, la capital. Fue la primera de su familia en ir a la universidad y estudiar Administración Pública en la Universidad de Santiago y luego Derecho en la Universidad Central.

A los 20 años larguitos ya era viuda, y después se convertiría en la madre de un joven que hoy tiene 19 años. Su actual pareja es Claudio Rodríguez, un trabajador social quien milita en el PC desde 1994 y se emplea en el Registro Civil. Viven a una cuadra de distancia y ella tiene claro que no se casará por tercera vez.
Al Partido Comunista Chileno (PCCh) ingresó en 1999, cuando también empezaba su vida laboral en el Servicio de Impuestos Internos (SII), y donde ejerció un liderazgo sindical que primero fue estudiantil como presidenta de la Feusach en sus años de universidad. La militancia comunista plena y dedicada la llevó en ascenso hacia ser miembro del Comité Central.

Una política de peso enorme, la expresidenta socialista Michelle Bachelet, fue quien le dio la primera mano para entrar a un cargo de importancia en el engranaje estatal. En su segundo mandato la hizo subsecretaria de Previsión Social, y con ella adquirió la experiencia en la administración pública y en las complejidades de la reforma del sistema de pensiones, un tema espinoso y central en la agenda chilena.
Las pensiones y el mínimo
Cuando se acabó el periodo de Bachelet en 2018, Jara se refugió en la academia y la militancia partidista, durante los cuatro años en que fue presidente Sebastián Piñera. En 2022 volvió a la escena pública con Gabriel Boric. Èl es quien ha sido el poder de su impulso. Con él logró un hito: ser la primera ministra de la era pos-Pinochet. En el ministerio de Trabajo consiguió el bagaje que hoy lleva en su cartera de candidata. Los resultados fueron exitosos y con fuerte impacto en la ciudadanía. Logró la reforma pensional, la ley que redujo la jornada laboral a 40 horas, y un aumento del salario mínimo a más de 500.000 pesos chilenos (USD 530).

Quienes la conocen, incluso sus adversarios, reconocen en ella una capacidad innata para el diálogo, un pragmatismo que, sin renunciar a sus principios, le permite construir consensos. No es una ideóloga de salón, sino una mujer de acción, forjada en las vicisitudes del sindicalismo y la defensa de los derechos laborales.
Es vista como una figura menos dogmática que otros líderes comunistas más duros, se ha distanciado de su partido en cuestiones sensibles como la defensa de Cuba o Venezuela, guarda una prudente distancia del presidente del PCCh Lautaro Carmona y se pone junto al pueblo con una cercanía que le ha valido comparaciones con la expresidenta Bachelet.
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Lo que dicen los sondeos
El 16 de noviembre se enfrentará a una derecha en la primera vuelta que irá directamente con tres candidatos, ya que no hicieron primarias: Evelyn Matthei, de la derecha tradicional en la coalición Chile Vamos; José Antonio Kast, del ultraderechista Partido Republicano; y Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario.
Jara va punteando en las encuestas. La más reciente publicada esta semana por Panel Ciudadano UDD que gerencia Juan Pablo Lavin, la coloca con 26 % muy cerca de Kast o el 24 % y Mathei de tercera en descenso con 18 %.
Jara tiene muy claro que para ganar en segunda vuelta necesita ampliar la base de votantes. Para algunos sectores de la derecha, ella es la punta de lanza de una agenda "refundacional" que busca desmantelar el modelo económico chileno. La tildan de "comunista recalcitrante" y ven en cada una de sus iniciativas un intento de imponer una visión estatista. Pero su estilo, sobrio y directo, contrasta con la verborrea de otros líderes políticos. Es una mujer que escucha más de lo que habla, que prefiere los hechos a los discursos grandilocuentes, y esa cualidad le ha granjeado el respeto de muchos.
Está por verse si esto le alcanza y tiene la capacidad de aglutinar los apoyos necesarios en un Chile cuyas principales preocupaciones son la seguridad y la economía, temas que tradicionalmente se han asociado a la gestión de la derecha. El presidente Boric trata de reforzar el fin de su mandato dándole lustre internacional. Bajo el lema "Democracia siempre", Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil; Gustavo Petro, de Colombia; Pedro Sánchez, de España; Yamandú Orsi, de Uruguay, y Gabriel Boric se reunieron en el palacio de La Moneda en defensa de la democracia, el multilateralismo, y la lucha contra la desinformación. Coincidente con la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer unilateralmente aranceles a la mayoría de los países y de llevar una política exterior agresiva para resolver conflictos en el mundo.
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