A Emilio Tapia le gustan los caballos y el vallenato, pero sobre todo la plata y la buena vida. Consiguió que Diomedes Díaz lo saludara en alguna de sus canciones, se refería a él como el hombre de las carreteras mientras que Silvestre Dangond le hizo una que otra dedicatoria en sus primeros álbumes. En su pueblo Sahagún en Córdoba era dueño de La Caprichosa, un criadero de caballos donde Fogata del Arco, su yegua más preciada, era ganadora de competencias y ferias, pero el negocio era, sin duda, su ganado.
Por eso, no sorprendió que Emilio Tapia eligiera la Feria Ganadería de Montería que se festeja desde hace sesenta años en la capital cordobesa mezclando tradición ganadera con música, trago, parranda y mucho cruce político para su reaparición en sociedad. Esta vez, por lo alto al lado de su nueva esposa, la representante Saray Robayo Bechara, perteneciente a una de las influyentes familias de Córdoba y quien tuvo con anterioridad un tórrido romance con el ministro del Interior, Armando Benedetti, como se le contamos aquí: El romance de Armando Benedetti con la congresista Saray Robayo: revolcón en la política de Córdoba
Los Bechara han hecho fortuna a través de la Universidad del Sinú fundada por el patriarca don Elías Bechara Zainúm quien incursionó en la política donde ahora pesan no solo en el departamento con el gobernador Erasmo Zuleta Bechara sino nacionalmente por cuenta de la curul que han logrado sostener en la Cámara de Representantes, ahora en cabeza de Saray Robayo Bechara.
Emilio Tapia nació en una familia sencilla de Sahagún, pero su ambición por salir de sus orígenes lo ha mandado a la cárcel y también a coronar con este último enlace cordobés. Su mamá Nilda Aldana fue maestra de escuela y su papá Emilio Tapia Moreno, un funcionario de la Dian que se pensionó sin manchas en su hoja de vida. Él fue su puerta de entrada a la Dian en Bogotá en el año 2000 donde aprendió más de una maña y terminó siendo su escuela para moverse entre las cuentas del Estado. Luego pasó al Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) desde donde se asomó al Distrito de Bogotá e interactuó con los contratistas corruptos del Carrusel de la Contratación.
En 2013 Emilio Tapia dejó a un lado sus frecuentes viajes a Montería y a su tierra en Sahagún después de que fue acusado de ser el cerebro detrás del saqueo a las arcas de la ciudad que significó un desfalco de más de 2 billones de pesos.
La Fiscalía ordenó extinción de dominio a sus bienes por un valor cercano a los $20 mil millones, quitándole a su yegua Fogata del Arco, su finca en Sahagún además de otras propiedades. La condena fue de 17 años, pero se redujo a 7 años de cárcel en la fría Picota de Bogotá, pero no escarmentó y luego conseguir la libertad condicional gracias a la negociación que selló con un principio de oportunidad.
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En 2021 se supo que Emilio Tapia había caído nuevamente en actos de corrupción con dineros públicos y fue involucrado con un desfalco de $ 70 mil millones al Ministerio de las TIC en un contrato para llevar internet a niños de las escuelas rurales de regiones recónditas de Colombia. Tapia formaba parte del consorcio Centros Poblados, un entramado en el que aceptó haber participado y robar de los recursos destinados al gran proyecto liderado por la entonces Ministra Karen Abudein en el Gobierno de Iván Duque.
De nuevo la habilidad de Emilio Tapia primó y por cuenta de un preacuerdo con la Fiscalía está ya libre. Repitió cárcel en La Picota de Bogotá y luego la de El Bosque en Barranquilla, pagó 5 mil millones de pesos que la justicia pudo probarle, aceptó responsabilidad, comprometió a altos funcionarios y firmó un preacuerdo aceptando los delitos de peculado y fraude procesal. En este momento disfruta de su libertad condicional a sus anchas en Montería, estrena familia con Saray Robayo sin separarse de su hija de apenas tres meses de nacida, concebida en la cárcel.
Emilio Tapia, un manager político de su esposa a quien queire ver en el Senado
Aunque sigue estando vigilado por el Inpec, Emilio Tapia se da la gran vida en Montería mientras planea su siguiente movida. Conocida su ambición, está asfaltando el camino para las elecciones de 2026 donde aspira que su esposa Saray de el gran salto al Senado y por la puerta grande con 200 mil votos, que quedaron marcados en la torta de la celebración de la celebración privada que le festejó en plena Feria Ganadera.
Saray Robayo Bechara es hija de Ilse Bechara quien fue Comisionada Nacional de Televisión en el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez y luego con Juan Manuel Santos aterrizó en el consulado de San Francisco en Estados Unidos. Saray fue concursante, como su prima Roxana Zuleta Bechara, en el Reinado Nacional de la Belleza en 2018 y después de haber trabajado en el despacho como secretaria ejecutiva del ministro del Interior Daniel Palacios en el Gobierno de Iván Duque, heredó la curul de su primo Erasmo Zuleta quien declinó su intención de reelegirse en el Congreso.
En 2022, con solo 27 años y siendo su primer cargo de elección popular, pero con peso del fortín político de los Bechara y Besaile sacó 116 mil votos concentrados en Montería, Cereté y Sahagún, el reino del Ñoño Elías superando, incluso, la votación de su primo Erasmo Elías y coronándose como la congresista más votada de Córdoba.
El derroche de la fiesta para la congresista Saray Robayo Bechara
Ahora la meta del feliz esposo, es duplicar la votación de Saray Robayo y colocarla como la más votada de Colombia. Emilio Tapia mostró opulencia y poder en la gran fiesta que le organizó en la que juntó a Iván Villazón, Juancho de la Espriella, Rafael Manjarrez y la Banda de San Pelayo. Al estilo de la época en la que Diomedes Díaz le dedicaba versos, los cantantes que Tapia contrató le compusieron versos a la congresista Saray Robayo desde tarima.
El evento se convirtió en una suerte de lanzada de campaña por los 200 mil votos del 2026 en la que Emilio Tapia y Saray Robayo se proponen no solo mantener los votos de la Casa Bechara sino recoger los de los Besaile, con quien están emparentados familiarmente.
Roxana Zuleta, hermana del gobernador Erasmo Zuleta y prima de Saray Robayo, es la esposa de Edwin Besaile, exgobernador de Córdoba y quien terminó suspendido por su participación en el Cartel de la Hemofilia y acusado en 2019 de concierto para delinquir y enriquecimiento ilícito por lo que fue inhabilitado por 10 años para ejercer cargos públicos.
Al igual que Emilio Tapia, los Besaile son de Sahagún y también han hecho de los criaderos y la ganadería un negocio prospero. Musa Besaile también recuperó su libertad en noviembre de 2024 después de haber pagado cinco años de cárcel por el escándalo de Odebrecht y ahora se encuentra rehaciendo su vida en su tierra. Sin un heredero a la vista, con Edwin Besaile inhabilitado y Musa Besaile a la espera de responder otros casos como el de la corrupción vinculada al asesinato de Jairo Zapa, exdirector de Regalías de Córdoba, la congresista Saray Robayo tendría como cumplir de lejos la meta que le trazó su esposo quien pondrá la maquinaria a funcionar a toda.
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