En uno de los momentos más brillantes de su carrera, trabajando para la gigante Mercado Libre y siendo el hombre detrás de la creación de Mercado Pago, la división financiera de la compañía fundada por Marcos Galperín en agosto de 1999, el ingeniero Matías Umaschi tomó la decisión de renunciar a su gran cargo en la compañía más valiosa de América Latina para empezar de cero en un país muy lejano al suyo.
Su plan era claro: fundar su propia startup. Y no en Buenos Aires, ni en Miami o México, donde también es tradicional la creación de estas empresas, sino en Bogotá. Hoy, tres años después de haber desembarcado en Colombia, su apuesta empieza a dar resultados que justifican cada paso.
Umaschi, junto a sus amigos y socios Benito De Ruschi y Bruno Cortinovis, creó Payana, una herramienta basada en inteligencia artificial que automatiza y optimiza procesos contables, financieros y administrativos para pequeñas y medianas empresas. El concepto nació precisamente de lo que él veía a diario: las grandes soluciones tecnológicas parecían diseñadas siempre para corporaciones gigantes, pero rara vez pensadas para empresas medianas con presupuestos más ajustados y necesidades distintas.
La pregunta de dónde establecer la compañía tuvo varias respuestas al inicio. Pero Colombia terminó ganando por varias razones: el crecimiento sostenido de su industria fintech, la alta penetración de productos digitales, un sistema financiero sólido y un ecosistema emprendedor que en los últimos años se ha consolidado como uno de los más activos de la región.
En 2022 abrieron oficialmente operaciones en Bogotá y desde entonces no han dejado de moverse. Hoy tienen contratos importantes en Medellín, Barranquilla y el Valle del Cauca, además de haberse expandido a México, donde ya concentran el 40% de su base de clientes. La compañía también ha captado la atención de inversionistas: en 2023 cerraron su primera ronda con el respaldo de Latitude Ventures, y en 2024 completaron otra liderada por fondos estadounidenses. En total, han levantado cerca de 5 millones de dólares para impulsar su crecimiento.
Los ingresos acompañan esa buena racha. Según registros de la Cámara de Comercio de Bogotá, Payana facturó en 2024 alrededor de 1.900 millones de pesos, con un crecimiento de tres cifras frente al año anterior.
Como muchas startups, el primer cliente llegó por un conocido: un restaurante en Medellín que enfrentaba problemas con su contador. La herramienta que construyeron fue suficiente para resolverlos, y a partir de ahí comenzó un efecto dominó. El boca a boca los llevó a conquistar más de 1.500 clientes en sectores tan variados como manufactura, gastronomía, marketing y servicios.
Lo que empezó como un salto al vacío desde un escritorio cómodo en Buenos Aires hoy es una operación regional con base en Colombia y proyección internacional. Un movimiento estratégico que pone a Bogotá en el radar de las startups latinoamericanas y confirma que, para quienes saben leer las señales, Colombia sigue siendo un buen lugar para invertir.
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