La guerra de 12 dias que enfrentó a Israel con Irán supuso el mayor despliegue militar de Estados Unidos en las últimas décadas, puso a prueba la fortaleza de Israel y probó que Irán ha sido ampliamente subestimado.
Irán es un miembro fundamental de los BRICS, con su enorme territorio de 1 millón 600 mil KM2 y población superior a los 90 millones de habitantes, ocupa un lugar estratégico para la conexión de Rusia con el Sur y China para el occidente
Una guerra sorpresiva y no provocada
El 13 de junio Israel lanzó un fuerte ataque sobre Irán, este fue preparado durante años y destruyo instalaciones militares, asesinó a cerca de 30 generales, altos funcionarios y científicos nucleares.
La precisión de los ataques simultáneos evidenció una cuidadosa labor de inteligencia e infiltración durante un largo tiempo y no la reacción a acontecimientos imprevistos.
El ataque se efectuó dias antes de que arrancara una nueva ronda de negociaciones entre Irán y Estados Unidos acerca del proceso de enriquecimiento de uranio el cual hubiera acercado a Irán a disponer de una bomba nuclear.
Las agencias de inteligencia habían declarado que no había evidencias de que Irán estuviera acercándose a la construcción de una bomba nuclear y el tema no fue llevado ni a las Naciones Unidas ni a la Organización Internacional de Energía Atómica, OIEA, la cual realiza inspecciones regulares sobre las instalaciones nucleares de Irán.
Israel tiene un mínimo de 90 bombas nucleares, aunque se calcula que podrían ser 400 y no pertenece al Tratado de no Proliferación Nuclear y no somete sus instalaciones a la revisión de la OIEA.
El ataque israelí se dio un día despues del plazo de 60 dias que Trump había dado a Irán para negociarlos términos de su programa nuclear.
Israel no podía atacar sin el conocimiento y consentimiento de Estados Unidos
Aunque al comienzo funcionarios estadounidenses declararon que no estaban al tanto de los planes israelíes, Trump alardeo de que conocía todo, justificó el ataque, llamó a Irán a una rendición incondicional, instó a evacuar Teherán, ordeno a sus funcionarios abandonar la región y comenzó a mover sus dispositivos militares hacia la zona.
La reacción iraní no tardó y con misiles hipersónicos que perforaron las defensas israelíes, causó importantes daños en diversas regiones de Israel, Estados Unidos y Gran Bretaña contribuyeron activamente a la defensa de su socio.
Aunque Trump había afirmado que tomaría dos semanas para definir su eventual participación en el conflicto. De repente, al día siguiente de su aviso, atacó tres instalaciones nucleares de Irán con 7 bombarderos que pueden transportar bombas de 13.600 kilos y empleo otros dispositivos militares incluyendo cazas y submarinos, con participación de más de 125 aeronaves. Trump aseguró que tenía total control del espacio aéreo iraní, que sabia donde se hallaba el líder máximo y añadió que “por ahora” no tenían intención de eliminarlo. Añadió que no buscaba un alto al fuego sino una victoria total y no descartó la búsqueda de un cambio en el régimen iraní.
La respuesta iraní a la ofensiva de Israel sorprendió por su eficacia. Atacaron el cuartel general del Mossad, el aeropuerto Ben Gurion y otras infraestructuras y el parlamento iraní aprobó, sin que el gobierno lo haya efectuado hasta el momento, el cierre del estrecho de Ormuz
Ormuz, por el cual transitan 21 millones de barriles de petróleo al día, la quinta parte del consumo mundial y el 20 por ciento del comercio global del gas licuado.
Fue de tal magnitud la agresión que incluso países pro estadounidenses como Arabia Saudita, Egipto y Catar la condenaron, sin contar con decenas de países del Sur global.
La reacción europea en su mayoría fue solidarizarse con Israel argumentando su derecho a la defensa cuando en realidad este fue el agresor. Inclusive Macron señaló que había que limitar las capacidades balísticas de Irán y Merz de Alemania señaló que Israel estaba haciendo el trabajo sucio para occidente
Aunque los agresores pensaron que el ataque significaría el derrumbe del régimen iraní, el costo para Israel fue extremadamente alto y el cese del fuego refleja no solamente el alto costo para Irán sino el derrumbe del mito de la invencibilidad de Israel y los límites de su poderío militar que a pesar del apoyo incondicional de Estados Unidos y Occidente, tuvo que invertir recursos millonarios para los interceptores necesarios para neutralizar los misiles iraníes, que por sí solos pueden ascender a entre decenas de millones y 200 millones de dólares al día. Además, la munición y los aviones aumentan el coste de la guerra, al igual que los daños sin precedentes en edificios.
Trump salió a cantar victoria total, pero informes de las agencias de inteligencia de Estados Unidos revelaron que el programa nuclear de Irán solamente se retrasaría unas semanas y que sus instalaciones fundamentales no habían sido dañadas.
Israel y Estados Unidos no lograron los objetivos que buscaban, no cambiaron el régimen sino lo fortalecieron y no destruyeron no la capacidad nuclear de Irán.
Esto precipitó una agudización de las contradicciones interna en Estados pues no hay consenso en involucrarse en una guerra de amplio alcance, algunos sectores del trumpismo se sintieron defraudados pues creyeron en las promesas pacificadoras del actual mandatario y tanto el partido demócrata como el republicano se encuentran divididos sobre el curso a seguir.
Por otra parte, la incertidumbre sobre los efectos de la nueva política arancelaria y los últimos datos sobre el mal comportamiento de la economía, son malas noticias para Trump.
Los vaivenes, mentiras y engaños de Trump han contribuido a su descredito en el Sur Global, pero aun sus socios europeos combinan la adulación con la desconfianza. Su sumisión a los dictados de Washington, que requiere más aportes para la guerra a costa de los servicios sociales, les está cobrando la factura y son previsibles nuevas crisis en el viejo continente.
La reorganización del Medio Oriente
Las acciones de Israel forman parte de la estrategia conjunta con Estados Unidos de palestinos de la Franja de Gaza, el debilitamiento de Hezbollah en el Líbano, el derrocamiento de Bachar al Assad en Siria y la anexión de más territorios en el Golán, la práctica destrucción de Irak y los avances en la construcción del proyecto del Gran Israel con anexiones a costa de sus vecinos.
Esta reorganización del Medio Oriente tuvo también un paso importante con los llamados Acuerdos de Abraham suscritos en 2020 bajo la primera administración Trump y que ensayaron una normalización de relaciones entre Israel, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Sudan y Marruecos. También Arabia Saudita estaba en proceso de normalización con Israel, pero los acontecimientos de 2023 abortaron ese proceso, pues este país mantuvo la exigencia de una solución del problema palestino con la política de dos Estados, pero al mismo tiempo manteniendo el enfrentamiento con Irán.
La “reorganización” del Medio Oriente ha buscado ampliar el espacio de influencia de Israel, aislar a Irán y ha provocado una emigración desdelos países árabes y del norte de África que ha llevado a lo que algunos caracterizan como la islamización de Europa.
El intento de unir a varios países árabes con Israel puede haber sido abortado con la agresión a Irán, la destrucción de los palestinos y los acercamientos de algunos de estos países a los BRICS. Algunos de los avances de Israel, apoyados por Washington, tienen estos obstáculos y son previsible mayores conflictos y una inestabilidad regional
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