En la Zona Franca de Bogotá, entre aromas de flores y el ruido de las máquinas, más de dos centenares de operarios ven salir a una velocidad de 60 unidades por minuto, delineadores, labiales líquidos, polvos compactos, correctores y pestañina que se despachan en contenedores a más de 15 países de este continente. Los produce es Creative Colors, una de las maquiladoras cosméticas más importantes de América Latina.
Hace 29 años, la empresa que produce la marca blanca para nombres tan reconocidos como L’Bel, Yanbal y Cosméticos Ana María, había empezado en una bodega de 500 metros cuadrados con tres máquinas y unos créditos. Al frente estaba Eduardo Chaves, un ingeniero industrial bogotano crecido entre los esmaltes de la industria que su madre, María Cortés de Chaves, había fundado en 1955, Cosméticos Vogue. Las dificultades para crecer en esa empresa familiar que con su marca Jolie de Vogue había llegado a ser patrocinadora oficial del Concurso Nacional se Belleza, lo impulsó a crear una propia.
Además: Vogue, la famosa marca de cosméticos que empezó en un pequeño laboratorio de Bogotá
Creative Colors nació oficialmente en 1997, para llenar un vacío que Chaves había detectado en la producción local: marcas nacionales e internacionales buscaban maquilar, pero en Colombia no encontraban estándares europeos de calidad ni procesos industriales confiables. Se trataba, entonces, de ofrecer productos con la misma precisión de las plantas alemanas o francesas, con costos colombianos.
El gran momento llegó en 2003 cuando Schwan Cosmetics, la alemana con más de un siglo de experiencia en lápices cosméticos, puso sus ojos en Bogotá. Primero adquirió el 31 % de la empresa, luego sumó otro 18 %, quedándose con el 49 %. El resto quedó en manos de Chaves.

Schwan Cosmetics, está dedicada desde hace 120 años a la fabricación de lápices y accesorios para las más importantes casas cosméticas del mundo, como Christian Dior, Elizabeth Arden, Channel, Nivea, Lancome, Clinique, Maybeline, Carolina Herrera, Avon, Yves SaintLaurent, Revlon, Victoria Secret, L’oréal, Artistry, y ha sido protagonista del mundo de la belleza desde 1927 cuando creó el primer lápiz cosmético del mundo, el ‘lápiz de cejas Schwan Cosmetics’.
Ushiko, la marca de los cosméticos de D1 producidos por Creative Colors
Con el respaldo alemán llegaron los primeros grandes contratos., Yanbal, Revlon y Ésika se sumaron a la lista de clientes, y luego vinieron las cadenas de descuento que revolucionaron el mercado interno: D1, con su marca Ushiko, y Ara, con su línea Nazú. Ese salto masivo a las góndolas populares fue un cambio radical. En un país donde el maquillaje era visto como lujo, Creative Colors democratizó popularizó el acceso a productos con estándares internacionales.
La producción también creció y hoy tiene 240 profesionales entre químicos, técnicos y diseñadores, que trabajan en sincronía con laboratorios de Schwan en Europa. Las fórmulas viajan por correo electrónico y videoconferencia, pero la manufactura, los ajustes de color y la adaptación al clima y piel latinoamericana se hacen en Bogotá. De ahí salen para Panamá, República Dominicana, pasando por Chile, Ecuador y Perú.
Creative Colors le fabrica maquillaje a más de 120 empresas locales, 1.500 internacionales, tiene la capacidad de atender cualquier empresa que quiera tener su marca propia con altísima calidad, con unos precios muy razonables, con un margen muy interesante para el cliente, sostiene Chaves. Para la muestra D1 que exige calidad y precio

No todas las fórmulas son iguales. Algunas van de acuerdo a lo que pide el cliente. Por ejemplo, si algún cliente quiere que su producto tenga ácido hialurónico, aceite de argán, cualquier tipo de componente adicional para diferenciar el producto, se ajusta la fórmula. Dependiendo, también, de lo que esté dispuesto a pagar. Lo mismo ocurre con los empaques, tienen variedad y el cliente elige.
Vende 100.000 millones al año, produce 6 millones de unidades de maquillaje anualmente, y en los últimos dos años, amplió su planta en 2 400 metros cuadrados para bodegas y producción, compró máquinas de llenado de última generación y desarrolló un sistema de probadores más higiénicos e innovadores, anticipándose a las nuevas exigencias pospandemia.
En 2024, las ventas crecieron 10 % respecto al año anterior, El 38 % de su producción se exportó, y para 2025 se proyecta un aumento del 18 %. Los resultados financieros mostraron activos totales en alza del 27,09 %, y utilidades antes de impuestos e intereses de deuda con aumento de 12,91 %.
Lo que gasta el colombiano en belleza
Esto se produjo en un mercado en crecimiento de USD 2.884 donde cada colombiano gastó en promedio cerca de $250.000 en productos de belleza y cuidado personal, y donde el mayor crecimiento del consumo estuvo en protección solar (12,7 %) y maquillaje (10,4 %). Para este año la Andi proyecta el gasto per cápita de estos artículos sería cercano a los $265.750.
Creative Colors, en su discurso oficial insiste en la “belleza consciente”. Se presenta como una compañía comprometida con la sostenibilidad, el respeto al entorno y la producción ética. Sus envases incorporan materiales reciclables, los procesos apuntan a reducir consumo de agua y energía, y los ingredientes siguen normativas internacionales que prohíben el testeo en animales. Este enfoque ha servido para abrir puertas en mercados con regulaciones más estrictas, como la Unión Europea, y para ganar puntos ante consumidores cada vez más atentos a la huella ambiental de lo que compran. Además, ha sido un arma para enfrentar la dura competencia asiática.
El futuro parece encaminado hacia la diversificación. Chaves ha hablado de incursionar en líneas para cuidado de la piel, que hasta ahora no han sido prioridad, y de reforzar la exportación a mercados como México y Estados Unidos. La alianza con Schwan, presididda por Tomàs Espinosa, sigue siendo un gran soporte técnico y comercial, y las nuevas formulaciones en compactos abren la posibilidad de seguir creciendo en Colombia y el exterior. Lo que ahora también se busca es consolidarse como un centro de innovación para la región, más allá de ser la supermaquiladora.
Además: Así nacieron los cosméticos Ana María, los primeros hechos en Colombia con ingredientes naturales
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