El incremento en el precio de los alimentos está generando una presión significativa sobre la economía de los hogares colombianos. Aunque no es un aumento generalizado, sí se ha evidenciado en frutas y verduras debido a factores climáticos y los ciclos de cosecha.
A esto se suma el impacto del ajuste del salario mínimo en un 9,5%, que ha elevado los costos de producción y, en consecuencia, el precio final de los productos. Alejandro Escobar, gerente estratégico de Sectorial.co, explicó que “una parte fundamental del costo de producción de los alimentos está ligada a la mano de obra. El incremento del salario mínimo ha generado un efecto directo en los precios, afectando la canasta básica y forzando a las familias a destinar un mayor porcentaje de sus ingresos en alimentación, reduciendo su capacidad de gasto en otros bienes y servicios”.
Uno de los sectores más golpeados es el de los almuerzos populares o "corrientazos", cuyo precio ha subido entre 1.000 y 2.000 pesos, situándose en un rango de 10.000 a 14.000 pesos dependiendo del lugar. Esta alza responde al encarecimiento de los insumos, el incremento en el costo del transporte terrestre por los peajes y la presión salarial.
“El alza en los precios de los almuerzos tradicionales podría cambiar los hábitos de consumo de muchas personas, quienes podrían optar por preparar sus comidas en casa y llevarlas al trabajo para reducir gastos”, agregó Escobar.
Este panorama muestra un cambio en la economía del consumidor colombiano, quien se enfrenta a decisiones más estrictas sobre sus gastos, en un contexto de presión inflacionaria sobre los alimentos y servicios básicos.
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