Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de América, se observó un profundo cambio en la política internacional y en el manejo de los conflictos. La narrativa del mandatario estadounidense envió un mensaje claro a Europa: ellos deben tomar acciones propias en materia de seguridad y defensa.
Es indudable que Trump anhela finalizar el enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania, tal como lo manifestó en su campaña política. A pesar de ello, se encontró con un obstáculo feroz por parte del presidente Volodímir Zelenski, quien se muestra reacio a un encuentro con su homólogo ruso, Vladimir Putin. El mandatario, cada vez más aislado de su principal apoyo en la guerra, incluyendo a algunos países europeos, enfrenta una situación extremadamente difícil.
En los actuales momentos, el excomediante y presidente de lo que queda de Ucrania, Zelenski, no quiere aceptar la estrategia de fin del conflicto bélico. La jefatura ucraniana, tácitamente, no está dispuesta a caminar hacia el cese de las hostilidades. Aun así, el líder de la Casa Blanca prácticamente demoliendo su resistencia mediante la aplicación de la psicología bélica, con el objetivo de que el mandatario cambie su pensamiento. De lo contrario, podría ser desmontado y llevado a juicio en nuevos tribunales penales especiales.
El fin de esta guerra establecerá un nuevo orden geopolítico estratégico en el planeta Tierra. La constante influencia y desarrollo en lo económico, tecnológico, armas nucleares tácticas y estratégicas, alienarán a potencias tales como Estados Unidos, Rusia y China, incluyendo otros países afines.
Ante la presión psicológica ejercida sobre Zelenski por el principal proveedor de ayuda financiera, humanitaria y militar, Estados Unidos, y varios países del mundo, para que acepte el cese de la guerra con el "Oso" y ciertas pretensiones territoriales, existe el riesgo de que en cualquier momento el mandatario sucumba al suicidio por el sentimiento de culpa y desesperación.
Este líder debe estar bajo un profundo estrés por haber dirigido el conflicto durante tantos años, con la esperanza de salir airoso. Naturalmente, la auditoría del dinero invertido en la confrontación bélica le causa gran preocupación, ya que se dice que la corrupción y el despilfarro han sido relevante. Además, puede temer por su seguridad personal en la posguerra, dado que el Servicio de Inteligencia Exterior ruso (SVR), conocido por su efectividad y especialización en venenos de agentes nerviosos, polonio-210 y armas biológicas.
Por último, el nuevo orden mundial debe corregir, investigar y sancionar a los directivos de la FIFA, la UEFA y la Euroliga por vulnerar los principios de neutralidad y objetividad al prohibir la participación de la selección y los clubes de Rusia en las competiciones internacionales. Esta medida, vista por muchos como una decisión ilógica, sacudió los cimientos del mundo deportivo. Los atletas rusos continúan navegando en un mar embravecido, encontrándose a la deriva, privados de la oportunidad de demostrar sus habilidades en el escenario internacional.
Los aficionados, quienes antes disfrutaban de un espectáculo vibrante y emocionante, actualmente sienten que les han arrebatado la esencia misma de las competiciones deportivas, como si un eclipse hubiera oscurecido la luz que iluminaba sus pasiones.
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