Los meta-relatos y los discursos que buscan construir realidades sin fisuras deben estar sometidos a la duda. Las visiones homogéneas de lo teológico, lo civilizatorio y, desde la modernidad, lo nacional son sospechosas por sus halos totalizantes.
Las naciones son construcciones simbólicas, históricas, políticas y jurídicas que intentan englobar una diversidad empíricamente insostenible. Millones de seres humanos no pueden compartir el mismo ethos ni el mismo conjunto de valores.
En teoría, la vida se nos presenta como un bien absoluto: el derecho supremo en lo jurídico y lo sagrado en lo teológico. Pero en la práctica no lo es.
La ficción de la nación
Lo que ha vivido Estados Unidos en los últimos años demuestra que los meta-relatos se derrumban solos. El cambio social ha traído más garantías y derechos, pero cabe preguntarse si alguna vez existió realmente una “nación”.
El imperio del siglo XX evidencia la ficción que puede ser la idea de nación. La concentración de poder —armas, dinero, tierras, medios, burocracia, justicia— en ciertos grupos direcciona lo social. Los padres fundadores nunca pensaron en “todos”, sino en las élites que detentaban esos recursos.
Los crímenes políticos que fracturan el relato
Las muertes de Melissa Hortman (55 años, demócrata, Minnesota) y Charlie Kirk (31 años, republicano, Utah); el atentado contra Jhon Hoffman (60 años, demócrata, Minnesota); y el asesinato de Iryna Zarutska (23 años, ucraniana, Carolina del Norte) son un recordatorio brutal: la nación del imperio no comparte los mismos valores ni los ejerce.
Ante estos hechos, algunos hablan de crisis del “espíritu americano”, como si tal cosa fuese demostrable. Lo cierto es que la universalidad de la vida es una utopía, una bella ficción.
Imperios y narrativas civilizatorias
El caso de Estados Unidos no es único. Grecia, Roma, Francia, Gran Bretaña, Rusia o China han irradiado sus meta-relatos para justificarse como “civilizados”. Cuando esas ficciones se rompen, quedan desnudos ante un espejo sin filtro.
El deber del pensamiento crítico es dudar de los relatos totalizantes: el Estado Nación moderno, la Democracia, la Libertad, los Derechos Humanos o el valor absoluto de la vida. Pero también perseguir, pese a todo, la utopía de que toda vida merece ser vivida.
También le puede interesar:
Anuncios.
Anuncios.