La reciente controversia en redes por la lujosa adquisición de un Nissan GTR por parte del streamer colombiano Mr. Stiven ha desatado una ola de comentarios, especulaciones e interrogantes que van más allá de la típica “envidia digital”. Y es que el problema no es el carro, sino su procedencia.
Aunque el vehículo ha sido mostrado públicamente por el influencer como si fuera propio, registros oficiales indican que el Nissan GTR —valorado en más de 600 millones de pesos— no está a su nombre, sino al de una empresa minera con sede en Zipaquira y Cogua, cuya historia está muy lejos de ser transparente.
Según fuentes confiables, dicha sociedad —que no cuenta con actividad comercial visible ni ingresos reportados acordes con un vehículo de ese valor— está siendo investigada desde el año 2015 por la Fiscalía General de la Nación por múltiples delitos.
La investigación, que se encontraría en etapa avanzada, incluiría el rastreo de varios bienes que habrían sido adquiridos con recursos de procedencia presuntamente ilícita. Entre ellos, estaría el mencionado GTR.
Lo más llamativo es que el propio Mr. Stiven, en redes sociales, ha hecho declaraciones que alimentan aún más la sospecha, asegurando que “el negocio está en duda” y que el dueño estaría buscando vender varios de sus bienes ante los problemas legales que enfrenta.
Según testimonios de vecinos del municipio de Cogua, ya se habría puesto en conocimiento de las autoridades competentes la posible relación del influencer con esta empresa, con el fin de esclarecer si existiría algún tipo de vínculo comercial, societario o financiero que justifique el uso constante de un bien de alto valor propiedad de una entidad investigada penalmente.
La empresa, con domicilio en Cogua, ha sido mencionada en múltiples derechos de petición, investigaciones ambientales y denuncias ciudadanas por supuesta explotación irregular, y se la considera localmente como una entidad de “procedencia dudosa”.
Aunque hasta el momento no hay investigaciones penales en contra del influencer, juristas consultados advierten que el uso frecuente de bienes de alto valor, registrados a nombre de terceros con problemas legales, podría levantar alertas en entidades como la DIAN, la UIAF e incluso la Fiscalía por posibles vínculos indirectos o figura de testaferro.
El caso del GTR plantea preguntas legítimas en una sociedad donde el acceso a bienes de lujo suele estar acompañado de interrogantes:
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¿Fue un patrocinio?
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¿Un préstamo?
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¿Una estrategia para desviar la atención?
- ¿ Mr. Stiven ya investigó a los dueños del carro?
Lo cierto es que el “carro de los sueños” que recorre las calles y las redes sociales ya no solo genera likes, también despierta sospechas.
Hasta el cierre de esta edición, ni Mr. Stiven ni la empresa titular del vehículo se han pronunciado oficialmente.
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