El futuro nombramiento de Richard Gamboa como director de la Oficina de Asuntos Religiosos del Ministerio del Interior ha generado una oleada de críticas desde distintos sectores. Más allá de su vinculación religiosa, el foco de la controversia gira en torno a la legitimidad de su denominación como rabino, su postura frente a la crítica pública, y la forma en que ha reaccionado ante los cuestionamientos legítimos que acompañan su designación. Este nombramiento, lejos de unir, parece haber abierto una grieta preocupante en el tejido del diálogo interreligioso colombiano.
El punto de partida de esta controversia empezó con el título que Richard Gamboa ostenta: rabino. Un título que, según denuncias publicadas en diversos medios de comunicación del país y miembros de la comunidad judía de Colombia, proviene de una institución llamada Esoteric Interfaith teological seminary que expide este tipo de certificados a cambio de un pago de 150 dólares y no de una Yeshivá, instituto tradicional de formación rabínica. En palabras de Alfredo Goldschmidt, rabino de la mayor comunidad judía del país, un rabino debe acudir a una Yeshivá, un centro de estudios de Torá y Talmud, y estudiar de 7 a 11 años antes de ser ordenado como rabino.
Alfredo Goldschmidt, 50 años Rabino de la mayor comunidad judía de Colombia nos cuenta que se necesita para ser Rabino. pic.twitter.com/pDr47Dn4pl
— Marcos Peckel (@marcospeckel) April 4, 2025
Organizaciones como la Confederación de Comunidades Judías de Colombia manifestaron, a través de un comunicado a la opinión pública, su rechazo al nombramiento de Richard Gamboa por “no ofrecer a las comunidades judías del país las garantías necesarias para cumplir con las funciones de su cargo como lo son preservar la libertad de culto y conciencia en Colombia”.
Sin embargo, la principal preocupación de líderes religiosos del país que rodea el polémico nombramiento es el comportamiento de Richard Gamboa hacia los cuestionamientos y desacuerdos, pues quienes han expresado preocupaciones o preguntas razonables sobre su formación han sido inmediatamente objeto de amenazas legales y descalificaciones públicas.
Uno de los casos reportados en la propia cuenta de Instagram de Richard Gamboa, a través de un comunicado de opinión, es el de Yaakov Amar Rothstein, integrante de la comunidad judía y administrador del proyecto digital Filosofía Judía, quien a través de sus redes sociales se refirió a la formación del denunciado rabino y quien, según el denunciante, habría presuntamente incurrido en los delitos de hostigamiento por razones religiosas, injuria y calumnia.
Otra de las víctimas de amenazas judiciales ha sido el también miembro de la comunidad judía de Colombia David Ghitis quien en un ejercicio a través de sus redes sociales cuestionó la procedencia del título de Richard Gamboa, además de acceder al mismo sitió virtual donde se habría expedido el polémico certificado del rabino, pagar por uno exactamente igual y certificarse en cuestión de minutos. Ghitis más allá de ser denunciado ante la Fiscalía, fue víctima de insultos por parte de Gamboa a través de la red social X.
El antisemita David Ghitis es hábil para difamarme. Por qué no le dice a sus seguidores que yo lo denuncié ante @FiscaliaCol por cometer contra mí los delitos de injuria, calumnia y hostigamiento por motivos religiosos? Que dé la cara ante la justicia colombiana!
— Rabino Dr. Richard Gamboa Ben-Eleazar (@rabinogamboa) April 3, 2025
Es claro entonces que lejos de mostrar apertura al diálogo, la respuesta de Gamboa ha sido confrontativa, rayando en la intimidación. Esto no solo es incompatible con los valores constitucionales que deben guiar a un servidor público, sino que paradójicamente va en contra de los lineamientos del cargo que ocupará, según señalan las líneas estratégicas de la Oficina de Asuntos Religiosos del Ministerio del Interior: “Implementar acciones orientadas a fomentar el diálogo interreligioso entre los sectores religiosos nacionales e internacionales y las diferentes entidades estatales”, señala la página oficial de la entidad.
El liderazgo de una oficina encargada de promover el diálogo interreligioso exige una personalidad conciliadora, respetuosa de la diferencia y dispuesta a tender puentes entre credos. Sin embargo, los pronunciamientos públicos de Richard Gamboa sugieren lo contrario: una disposición a dividir, señalar y confrontar.
Los medios de comunicación también han sido blanco de sus ataques. Aquellos que han investigado o cubierto su nombramiento han recibido respuestas hostiles. Esta actitud pone en tensión el derecho a la libertad de prensa, pilar de cualquier democracia funcional.
Es el caso del noticiero Impacto 24/7, que en noviembre de 2024 publicó en la red social X un reportaje en el que indagaba sobre la veracidad del certificado de rabino. En su investigación, encontraron que la dirección en Gainesville, Florida (EE. UU.), proporcionada en el supuesto diploma, no correspondía con ninguna institución religiosa. Como resultado, el medio también fue víctima de los insultos y el lenguaje violento que Gamboa acostumbra a emplear. El mensaje que se transmite es claro: quien cuestione será señalado. ¿Es esa la voz que debe liderar el diálogo religioso desde el Estado?
Y sí te contaron que denuncié ante la Fiscalía a esos nazis de Impacto 24/7 por delitos de injuria y calumnia agravadas en mi contra? Si vas a contar el cuento, cuéntalo completo!
— Rabino Dr. Richard Gamboa Ben-Eleazar (@rabinogamboa) February 9, 2025
Aún más alarmante ha sido su uso de términos como “nazi” o “antisemita” contra miembros de la comunidad judía que simplemente han expresado inquietudes legítimas sobre su formación. Estas palabras no solo son ofensivas, sino que cargan un peso histórico que no debe banalizarse.
La figura de Richard Gamboa, tal como se ha mostrado ante la opinión pública, abre más interrogantes que certezas: ¿Cómo puede ejercer un cargo público quien no acepta ser cuestionado en su rol?, ¿cómo promoverá el diálogo alguien que amenaza a líderes religiosos por opinar distinto? Y más importante aún ¿Puede alguien, que públicamente declaró en redes sociales que su misión es hacer una persecución judicial a los que en sus palabras denomina “propagandistas sionistas” garantizar el respeto y la aceptación a otras creencias y posiciones políticas dentro del diálogo interreligioso?
Yo estoy haciendo algo mucho más interesante: estoy persiguiendo judicialmente a los propagandistas sionistas, ya tengo a varios de ellos denunciados ante la Fiscalía por haber incurrido en el delito de Apología del Genocidio (Código Penal Colombiano, Artículo 102).
— Rabino Dr. Richard Gamboa Ben-Eleazar (@rabinogamboa) February 25, 2025
El diálogo interreligioso en Colombia merece liderazgo serio, ético y respetuoso. El país necesita puentes, no trincheras. Y un servidor público cuya primera respuesta a la pregunta es la amenaza, no parece el más adecuado para construirlos.
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