Boyacá se ha convertido en el destino predilecto de aquellos que quieren pegarse una escapada y disfrutar de un entorno diferente. Sin embargo, en los últimos años se ha vuelto tan común que los viajeros se concentren en los mismos lugares de siempre, que muchos rincones han perdido parte de ese encanto que los hacía únicos. Para quienes están cansados de la rutina de Villa de Leyva o Monguí, existe un pequeño pueblito de Boyacá que aún conserva su magia intacta: Ciénaga, un tesoro escondido que enamora con su arquitectura y su riqueza natural.
La ruta para llegar a Ciénaga, el hermoso pueblito de Boyacá que enamora por su arquitectura
Llegar a Ciénaga desde Bogotá es una travesía sencilla pero encantadora. El recorrido es similar al que hacen quienes van hacia Tunja: se recorren alrededor de 152 kilómetros, que equivalen a poco menos de tres horas de viaje en carretera. Antes de llegar a la capital boyacense, basta con tomar el desvío que conduce hacia Jenesano y Ramiriquí, para finalmente desembocar en Ciénaga, un pueblo pequeño en tamaño pero enorme en atractivos.
El camino en sí ya es un adelanto de lo que espera en destino: paisajes montañosos, valles verdes y un aire fresco que invita a dejar atrás el ruido de la ciudad. Al arribar, los visitantes se encuentran con un casco urbano que respira tradición. El parque principal es el punto de encuentro, rodeado de casas coloniales y de la iglesia de Ciénaga, un templo que, con su diseño particular, se erige como uno de los símbolos de la localidad. Por su tamaño, recorrer el pueblo es fácil y rápido, lo que permite apreciar en detalle su encanto sin el agobio de las multitudes.
Naturaleza y tradición, los tesoros de Ciénaga
Aunque su arquitectura enamora, la verdadera protagonista de Ciénaga es la naturaleza. Este municipio forma parte de la cuenca del río Viracachá y está arropado por ecosistemas de páramo como el Bijagual y el Rastrojos. Estos territorios no solo garantizan una riqueza hídrica invaluable, sino que también ofrecen paisajes de ensueño para los amantes de la caminata y la fotografía.

Entre sus atractivos naturales se destacan las lagunas que adornan su entorno, espejos de agua que reflejan el cielo boyacense y que hacen de este lugar un punto de encuentro para quienes buscan tranquilidad y contacto directo con la tierra. La biodiversidad de la zona, además, convierte a Ciénaga en un destino ideal para quienes disfrutan del avistamiento de flora y fauna.
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Por supuesto, la experiencia no estaría completa sin saborear su gastronomía. Los platos típicos de la región, preparados con recetas tradicionales y productos locales, son parte de la oferta que conquista a los viajeros. Desde una arepa boyacense hasta una mazamorra chiquita, cada bocado cuenta una historia.
Ciénaga, con su ambiente apacible, su riqueza natural y su autenticidad cultural, se presenta como una alternativa perfecta para quienes desean explorar Boyacá más allá de los destinos masivos. Es un lugar que invita a detenerse, a caminar sin prisa y a redescubrir el encanto de lo sencillo.
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