La invencible Claudia Bahamón a quien el divorcio de Simón Brand no la derrumbó

La presentadora, quien se volvió el rostro de Master Chef, afrontó la separación con trabajo dentro del canal de los Ardila, donde ahora también es ejecutiva

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septiembre 05, 2025
La invencible Claudia Bahamón a quien el divorcio de Simón Brand no la derrumbó

La historia comenzó —o más bien finalizó— en medio del festival de música más famoso del país: Estéreo Picnic. Allí, entre el tumulto, el director Simón Brand apareció acompañado de una mujer que no era Claudia Bahamón. Las cámaras lo registraron sin piedad. Las imágenes circularon con la velocidad de un relámpago y se convirtieron en el rumor confirmado: el matrimonio de casi dos décadas con la presentadora nacida en el Huila había llegado a su final.

El resurgimiento de Claudia Bahamón tras su divorcio con el director Simón Brand
Simon Brand junto a su nueva pareja. Foto: X.

Mientras él disfrutaba del concierto estelar, ella ocupaba otro escenario, distinto, más íntimo: una obra de teatro en la que actuaba un viejo amigo. La distancia entre ambos no era solo geográfica, era también emocional, y a partir de esa noche dejó de ser un secreto a voces. Colombia entera entendió que la pareja que parecía inquebrantable había tomado caminos separados.

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Lo que para cualquiera habría parecido el comienzo de una caída, para Claudia fue más bien un punto de partida. El murmullo del escándalo quedó atrás, como un ruido apagado al que ya no se le presta atención. Claudia tomó la decisión de cerrar la puerta y enfocarse en lo que nunca le ha fallado: sus hijos y la certeza de su trabajo en el canal de los Ardila. Samuel y Luca se transformaron en su centro de gravedad, en la brújula que orienta cada decisión. A pesar de la separación, la relación con el director de cina se mantiene cordial, sostenida por el pacto silencioso de criar a los niños entre los dos.

El país del espectáculo suele ser cruel. Ahí, donde los matrimonios duran lo que dura una temporada televisiva, las separaciones suelen convertirse en carnada para el morbo. Sin embargo, Claudia se rehusó a darle al escándalo el protagonismo. No respondió con declaraciones altisonantes ni con indirectas calculadas. Prefirió refugiarse en su oficio, ese lugar en el que se siente cómoda, y desde allí reconstruir la narrativa de su vida.

El resurgimiento de Claudia Bahamón

Hoy, su rostro se repite en la pantalla de millones de hogares. Conduce dos de los programas de entretenimiento más vistos del canal RCN: MasterChef y Miss Universe Colombia: El Reality. En este último no solo aparece como presentadora, también como productora ejecutiva. Esa doble faceta se volvió un punto de quiebre en su carrera. Claudia ya no es solo el rostro que aparece frente a las cámaras: también está detrás de ellas, decidiendo, creando, dándole forma a los contenidos. Como quien conoce el oficio desde adentro, lo maneja con la soltura que solo dan los años de experiencia.

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Ese nuevo rol la revela distinta: con más firmeza, más aplomo y con la claridad de quien ya sabe el lugar que ocupa en la industria. Se mueve entre reuniones de producción, guiones y grabaciones con una seguridad que parece desafiar la imagen de fragilidad que algunos quisieron adjudicarle después de la separación. Claudia no se quebró: se reinventó.

Y aunque su prioridad evidente es el trabajo, las redes sociales han empezado a tejer una nueva historia alrededor de ella. En un mundo donde cada imagen compartida se convierte en una señal que se interpreta al detalle, aparecieron unas fotografías que encendieron la conversación. Una reunión con amigos, sonrisas al aire, y en medio de la espontaneidad, un abrazo de un hombre desconocido. Con eso fue suficiente para que los seguidores empezaran a tejer conjeturas sobre una nueva relación. Nadie ha dicho sí ni no, pero el rumor se mueve como una sombra inevitable alrededor de quienes viven bajo la mirada pública.

Más allá de los rumores, lo cierto es que el renacer de Claudia Bahamón no tiene que medirse por la presencia de una pareja. Su verdadera historia está en cómo aprendió a pararse frente a la tormenta y, en lugar de doblarse, hacerse más fuerte. En lugar de detenerse a llorar lo perdido, eligió la ruta de construir algo nuevo. Esa capacidad de pararse de nuevo, de rearmarse, de salir con paso firme al escenario de la vida, es la que hoy inspira a quienes la siguen.

En el fondo, la presentadora huilense parece haber entendido que la televisión, como la vida, se compone de temporadas. Unas terminan con un giro inesperado y otras comienzan con la promesa de lo inexplorado. La suya, después de la ruptura con Brand, se parece más a un renacer que a un final.

Los días siguen su curso y ella permanece ahí frente a las cámaras, con una sonrisa que combina la frescura de lo espontáneo y la seguridad de los años de experiencia. En cada emisión se le ve concentrada, pero también ligera, como quien aprendió a no cargar con pesos innecesarios. El brillo de su carrera no se apagó con la separación, al contrario, parece haber encontrado un nuevo impulso.

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