Un reciente estudio de Proesa, centro de investigación en protección social y economía de la salud de la Universidad Icesi reveló que los colombianos han reducido el consumo de azúcar y sodio que proviene de alimentos ultraprocesados gracias a las medidas implementadas por el Ministerio de Salud y Protección Social desde diciembre de 2022, entre las que se encuentran impuestos a las bebidas azucaradas y los contenidos con exceso de sodio, azúcares o grasas saturadas.
El análisis, publicado en la revista BMC Medicine, comparó el contenido nutricional de productos en 2015 frente a 2024. Los investigadores, Elisa María Cadena, Irieleth Gallo y Victoria Eugenia Soto, recopilaron 200 muestras de productos emparejados, comparando datos de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional de 2015 con la información de estos productos revisados en Bogotá en 2024, donde se compararon las medianas de energía y nutrientes clave, como sodio, azúcares, grasas saturadas, calcio, zinc, hierro y vitamina A. Según explicó Elisa María Cadena, investigadora asociada de Proesa e Icesi, los resultados muestran que la industria ha reformulado sus productos debido a tres regulaciones clave: contenidos máximo de sodio en alimentos priorizados, el etiquetado frontal de advertencia y los llamados impuestos saludables.
“En 2015, en promedio consumíamos 10 gramos de azúcar en productos ultraprocesados; hoy estamos en 8,1 gramos. Aunque parezca poco, a nivel poblacional representa un impacto significativo”, afirmó Cadena. El estudio también indica que el contenido medio de azúcar en las bebidas se desplomó de 8,9 a 4,8 g por 100 ml, mientras que el contenido medio de sodio en productos alimenticios disminuyó de 400 a 296 mg por 100 g.
No obstante, el estudio también encontró irregularidades: un 14 % de los productos que deberían llevar sellos de advertencia en sodio o azúcar no los incluían, mientras que algunos que no estaban obligados sí lo hacían, posiblemente por errores de interpretación de la norma.
Otra tendencia observada es que muchas bebidas sustituyeron el azúcar por edulcorantes no calóricos. Frente a esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha manifestado preocupación por el incremento en el consumo de estas sustancias y sus posibles efectos a largo plazo.
La investigación busca aportar evidencia al Ministerio de Salud y Protección Social, y a los tomadores de decisiones para fortalecer las políticas públicas. Según Cadena, el reto ahora es evaluar qué estrategias se implementaron, en especial el uso de aditivos se están utilizando como reemplazo del sodio y el azúcar, ya que la evidencia reciente muestra efectos del éstos sobre la microbiota intestinal y la salud de la población.
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