En Chapinero, en el corazón de Bogotá, exactamente en la Calle 67 # 7-38, hay un lugar que lo traslada directamente a Japón: Ajisen Ramen, un restaurante que fue fundado en 1968 en Kumamoto por Takaharu Shigemitsu y que en la actualidad tiene más de 800 sedes en todo el mundo. Ajisen se ha convertido en un santuario del ramen en el mundo entero. Ha tejido su legado a través de llevar la esencia de su nombre, que traduce "mil sabores".
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Al ingresar al lugar, la bulla de Bogotá se apaga, llegando a un ambiente que habla de historias que alguna vez se contaron en tierras muy lejanas.
La figura de "Chichan", la icónica muñeca que adorna el logo, rinde homenaje a la hija del fundador del primer Ajisen Ramen, que lleva a recordar que cada rincón de este local está impregnado de tradición y de sabor.
El alma de este restaurante es el caldo Tonkotsu. Una exquisita pócima que se obtiene luego de hervir huesos de cerdo durante más de 12 horas. Un elixir que, combinado con fideos de trigo frescos y servidos en su punto, logra una sinfonía de sabores que transporta a los comensales a las calles de Kumamoto.
La carta es un viaje en la cocina nipona: Ajisen tiene 16 tipos de ramen, cada uno narra una historia; también tienen seis entradas que invitan a descubrir nuevos mundos; hay arroces que lo llevan a paisajes lejanos y por qué no terminar con un postre para que la travesía gastronómica sea perfecta.
Detrás de esta marca en Bogotá están Juliana Bedoya y Esteban Paredes, quienes, inspirados por sus propias experiencias y encuentros fortuitos en Nueva York y Panamá, con los dueños de la marca, decidieron apostarle al negocio en Bogotá y convertir así su negocio en el mejor puente entre Japón y Colombia.
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