Carlos Lehder, uno de los hombres fundamentales del Cartel de Medellín y socio de Pablo Escobar, aparte de ser recordado por su papel en el narcotráfico, también lo fue por sus intensas y complejas relaciones amorosas, narradas en su libro Vida y muerte del Cartel de Medellín, uno de los más vendidos en 2024. A lo largo de su vida, al menos seis mujeres marcaron capítulos decisivos en su historia personal. Muchos se preguntan quiénes fueron aquellas damas que dominaron su corazón, sobre todo en su más reciente regreso a Colombia después de vivir dos años en Alemania y pasar 30 años en la cárcel.
Los primeros amores del ex narco
Su primer amor no fue una colombiana, como muchos creerían, sino Melody, una joven estadounidense de familia acomodada con quien compartió años de juventud en ciudades como Miami y Los Ángeles. La relación terminó abruptamente cuando Lehder comenzó a ser perseguido por las autoridades, obligando a Melody a volver con su familia.

Luego, en su época dorada en Cayo Norman, en las Bahamas, donde estableció una base clave para el tráfico de drogas, Lehder estuvo acompañado por “Chocolata”, una mujer rubia y sofisticada que incluso llamó la atención del primer ministro del país. Ante la presión de la DEA, el narcotraficante decidió enviarla a Medellín junto a su hija, conocida como “su hija bahameña”.
La única mujer que le dio una hija y la que fue la dueña de su corazón
Durante esa misma etapa de su vida y sin sufrir por viejos amores, conoció a “Ojitos”, una mujer paisa cuya belleza lo “magnetizaba”, según sus propias palabras. Ella quedó embarazada y se trasladó a Málaga, España, donde dio a luz a Mónica, la única hija reconocida de Lehder. Así que ella sería la popular y única mujer que él llama “la madre de mi hija”.
Aunque muchos creerían que “Ojitos” fue la verdadera dueña de su corazón, no es así. Fue Lulú, una joven de Armenia, quien ocupó un lugar especial en su vida por encima del resto. La describió como una mujer de belleza impactante, con ojos castaños y una personalidad que lo enamoró profundamente. Aunque también hablaba así del resto, un rasgo muy característico de Lehder.
Durante un tiempo convivieron en Medellín, pero la adicción de Lulú al bazuco deterioró la relación. A pesar de sus esfuerzos por ayudarla mediante tratamientos médicos y psicológicos, finalmente decidió enviarla a su tierra natal para iniciar un proceso de rehabilitación. A ella le dedicó un emotivo capítulo en su libro, mostrando un lado romántico y enamorado que pocos han visto.
Los últimos romances de Carlos Lehder en la clandestinidad
Más adelante, al sopesar su más grande amor, se encontraba en los Llanos Orientales. Allí, Lehder revivió un viejo amor de la infancia, llamada Esperanza. El reencuentro se dio gracias a una carta y una fotografía que ella le envió. Compartieron un romance en la hacienda del excapo, pero la malaria obligó a Esperanza a regresar a Armenia. Aun así, lo acompañó brevemente en Nicaragua, hasta que decidió alejarse de él por seguridad.

Finalmente, como su última mujer conocida hasta ahora, llega a su vida Yolanda, quien fue su compañera durante sus últimos años de libertad, cuando ya vivía en la clandestinidad, perseguido por gobiernos y agencias internacionales. Quien lo tuvo que despedir en medio de la tristeza, cuando fue el primer narco en ser extraditado en aquella época.
Estas mujeres no solo compartieron su vida con uno de los hombres más buscados de Colombia, sino que también fueron testigos de la transformación de Lehder: de joven ambicioso, a capo del narcotráfico, y finalmente, a prisionero y escritor. Quien tuvo amores atravesados por la tragedia, la lealtad y la pérdida.
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