Entre montañas, ríos y llanos del oriente de Cundinamarca existe un camino casi secreto: una ruta de 262 kilómetros que conecta La Calera con Villavicencio, atravesando municipios como Guasca, Gachetá, Ubalá, Mambita, Medina y Cumaral, hasta llegar a Restrepo y la capital del Meta. Hoy, buena parte de este trayecto es apenas una trocha, transitable solo en vehículos 4x4, especialmente en el tramo entre Ubalá y Medina.
Una alternativa real ante el cuello de botella vial
Convertir este corredor en carretera nacional aliviaría la presión sobre la única vía principal Bogotá–Villavicencio, históricamente afectada por derrumbes y cierres. La nueva ruta permitiría que el transporte de carga que viene de los Llanos se conecte con la Perimetral de Oriente y salga hacia Sopó, evitando el ingreso a Bogotá. Además, el trazado recorrería todos los pisos térmicos, lo que lo convertiría en un atractivo turístico y un motor de desarrollo para una región olvidada.
El antecedente de la Perimetral de Oriente
La discusión sobre alternativas al Llano no es nueva. El proyecto de la Perimetral Oriental de Bogotá y Cundinamarca, que buscaba conectar desde La Calera hacia Choachí y Ubaque, fue frenado por la ANLA (Autoridad Nacional de Licencias Ambientales), al identificar irregularidades e incumplimientos normativos.
La suspensión de la licencia ambiental, sumada a un pleito legal entre la ANI (Agencia Nacional de Infraestructura) y el concesionario que terminó en un fallo arbitral favorable a este último, llevó a que las obras se detuvieran. Ese antecedente recuerda que una nueva vía al Llano solo será viable si se diseña bajo estándares ambientales y legales sólidos desde el inicio.
Comunidades y medio ambiente: actores clave
El futuro de esta vía no depende únicamente de la ingeniería. La región está llena de cientos de nacimientos de agua y ecosistemas frágiles que deben ser protegidos. Además, los campesinos y habitantes de los municipios tienen una voz que no puede ser ignorada: son ellos quienes conviven con el territorio y quienes también se beneficiarían o se verían afectados por la construcción de la carretera.
Un proyecto de esta magnitud debe contemplar consultas con la comunidad, planes de compensación ambiental y garantías sociales para evitar repetir errores del pasado.
Un debate que Colombia debe abrir
El país no puede seguir dependiendo de una sola carretera para conectar a Bogotá con los Llanos. Esta vía representa resiliencia, seguridad y competitividad nacional, pero también exige un equilibrio con la gente y la naturaleza.
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