La verdad intentar comprender a la clase dirigente de Colombia no es fácil, hace unos días (cuando el decretazo) clamaban que el actual gobierno respetara las instituciones y especialmente el poder judicial. Un mes más tarde todos a una sola voz atacan al poder judicial, representado por la juez 44 penal de Bogotá, la mayoría de los colombianos sabemos que la justicia por elemental que sea debe ser imparcial, por lo tanto, no está sujeta a caprichos, a ideologías, a colores políticos, a otros poderes etc. Ahora se van lanza en ristra contra el poder judicial porque el fallo condenatorio no les agrado; con esto desvirtúan la defensa y el respeto por la separación de poderes.
Igualmente, esa mayoría de colombianos entendemos que Colombia como nación tiene un sistema eminentemente presidencial, que si no fuera por eso digo yo que todos los últimos presidentes debían enfrentar procesos judiciales por múltiples motivos, como ejemplo se puede tomar: el desplazamiento, los asesinatos de líderes sociales, religiosos el consentimiento por acción u omisión del imperio del narcotráfico y el lavado de activos, la bancarización de esos recursos y la monetización de los mismos etc. Lo que configura un posible narcoestado y se han hecho los de la vista gorda y sin agregar la tolerancia disimulada de la corrupción tanto en lo público como en lo privado. Ese simple muestreo institucional refleja la realidad de la dirigencia de Colombia.
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