Mientras que Europa empezaba a desmoronarse bajo las órdenes de un austriaco de 1.7 metros de estatura, Colombia recibía la llegada de miles de judíos que conseguían cruzar el Atlántico huyéndole a la muerte. No se tiene fecha exacta del día que un grupo de migrantes judíos, ante la necesidad de preservar su identidad cultural, fundó la Asociación Israelita Montefiore (AIM). Solo se sabe que fue en noviembre de 1938, fecha en la que el mundo entero fue testigo del comienzo de la barbarie nazi con la conocida "Noche de los cristales rotos".

Esta comunidad, llamada así en honor a Moisés Montefiore, un filántropo judío británico del siglo XIX que dedicó su vida a promover la justicia social, la educación y la libertad religiosa, se convirtió en un espacio donde miles de migrantes consiguieron sentirse como en casa, donde no solo había celebraciones religiosas, sino también reuniones culturales, actividades educativas y encuentros sociales. Este colectivo fue ganando popularidad con el paso de los años.
Así que, en 1955 decidieron comprar una casona en el barrio La Soledad, la cual convertirían en una sinagoga, un espacio propio en el que estos migrantes judíos materializaría la identidad judía en una ciudad no solo fría, sino ubicada muy lejos de sus orígenes. Durante varias décadas, la casa convertida en sinagoga que se ubica en la carrera 20 #37-54, fue un punto de referencia de la vida judía en Bogotá.
Con el tiempo, la comunidad creció y surgieron nuevas necesidades. La sede de La Soledad resultó insuficiente para la dinámica de una colectividad cada vez más amplia y diversa. Fue así como en 2002 la AIM inauguró una nueva y moderna sede en la Carrera 20 #93-31, equipada para responder a las demandas contemporáneas de la comunidad.

Cuando se creía que la vieja casa de La Soledad, que albergaba tantas historias dentro de sus cuartos, se quedaría en el olvido y en la memoria de todos los que una vez tuvieron alguna relación con ella. En 1994 la Reina del Teatro, Fanny Mickey, vio en este lugar lleno de historia y misterio, el espacio perfecto para que Bogotá tuviese un auténtico templo para el antiguo arte del teatro. Donde, como decía Aristóteles, los asistentes, en este caso los bogotanos, podrían tener una experiencia catártica y educativa, producto de haber contemplado la belleza del arte.
Así las cosas, la Fundación Teatro Nacional se puso manos a la obra y convirtió la antigua sinagoga en la Casa del Teatro Nacional, donde, 30 años después, han pasado tantos actores que han encontrado en esta casa su verdadera identidad, su hogar, como en su tiempo lo hicieron los judíos de la AIM.
Hoy, en esta emblemática casa, se está presentando un monólogo llamado Madre Pegg, tragedia del fin de una vida en tres gritos, la cual está inspirada en el personaje de la obra de teatro Fin de Partido del premio nobel irlandés, Samuel Beckett, en la que una anciana que ya no recuerda mayor cosa de su pasado, sino solo su amor por un payaso, vive las últimas horas de su vida en la soledad total de una catástrofe nuclear.
Este espectacular monólogo se encuentra a cargo de un equipo profesional de alta talla entre los que se destacan, el dramaturgo rumano-francés, Alexandru Bumbas, quien está a cargo de la dirección de la obra; la actriz de gran trayectoria profesional, Rosario Jaramillo; el actor Fabián Escobar; el historiador del arte Juan José Apolinar, entre muchos otros.
Esta imperdible obra hace parte del encuentro mundial de monólogos y se estrenará el 4 de septiembre en la emblematica Casa del Teatro Nacional, y tendrá funciones los días 5, 6, 11, 12 y 13 de septiembre de 2025. Las entradas se pueden adquirir en la página oficial del Teatro Nacional.
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