Reviso los últimos ocho días de la página ONU Noticias. Veo sus notas introductorias, todas relacionadas con Palestina:
18 de agosto: “Cada día se registran más muertes, incluyendo las relacionadas con el hambre. Muchos de los decesos son de niños que sucumben a la desnutrición y el hambre aguda, alerta la oficina de ayuda humanitaria”.
19 de agosto: “Los ataques contra el personal de socorro alcanzan un récord. La dependencia de la ONU para asuntos humanitarios pide acciones urgentes para poner fin a la impunidad. Además de los muertos, más de 300 trabadores fueron heridos, 125 secuestrados y 45 detenidos”.
20 de agosto: “La dependencia en los Territorios Palestinos Ocupados ha registrado 54 ataques contra edificios residenciales y manzanas en la ciudad de Gaza, provocando la muerte de familias enteras y violando los convenios de Ginebra”.
21 de agosto: “Los bombardeos aéreos y terrestres de Israel arrasan la ciudad de Gaza, dejando numerosos muertos y provocando un desplazamiento masivo de población. En tanto el gobierno israelí autoriza un proyecto de asentamientos que dividiría Jerusalén Oriental de la Cisjordania Ocupada, fragmentando cada vez más el territorio palestino”.
22 de agosto: “Más de medio millón de personas en Gaza se encuentran atrapadas en la hambruna, caracterizada por la inanición generalizada, la indigencia y muertes evitables, afirma un nuevo informe sobre seguridad alimentaria. Se trata de una hambruna provocada por Israel”.
25 de agosto: “Gaza: Israel asesina 5 periodista más en el ataque a un hospital. La ONU condena el crimen. El asalto al centro hospitalario Nasser, en el sur de la Franja, deja al menos 20 muertos. El Secretario General exige una investigación pronta e imparcial… La indiferencia e inacción del mundo son impactantes”.
Tal y como lo describe Naciones Unidas, el responsable de semejante atrocidad es el Estado de Israel, que dirige en la actualidad el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien se enorgullece, junto con sus pares en el gabinete israelí, de las despiadadas acciones de su gobierno. No sólo es el gobierno, diversas personalidades israelíes declaran abiertamente su respaldo al exterminio étnico del pueblo palestino, al igual que gran parte de su gente.
No se trata de una conducta nueva, precipitada a partir del 7 de octubre de 2023 con los ataques terroristas de Hamas. De alguna manera, estos vinieron a recordar la política de apartheid impuesta por Israel desde su fundación, y frente a la cual la comunidad internacional, con honrosas excepciones, guarda criminal silencio. La decisión israelí es expulsar al pueblo palestino de la tierra que le ha pertenecido por tres mil años. O asesinarlo si se niega, mediante el hambre y las bombas.
Con su discurso sionista, Israel alega que esa tierra pertenece a los suyos, el pueblo judío, porque Dios se la entregó desde tiempos remotos. El argumento, por sí mismo, resulta absurdo, fundado en leyendas que no resisten el menor análisis histórico. Pero, en cambio, sirve para sostener una ideología de superioridad racial, abiertamente deshumanizada, que incita al sometimiento, la persecución y el exterminio, muy parecida al nazismo del siglo XX.
Un hecho expuesto por numerosos especialistas, es el de la existencia del llamado lobby israelí, un grupo de presión poderosísimo, ligado a los más grandes consorcios financieros internaciones, que ejerce una influencia decisiva en el Congreso de los Estados Unidos y en su más alto gobierno. El lobby israelí, escrito por John Mearsheimer y Stephen Watz lo describe muy bien. De ahí la existencia del vínculo íntimo y el apoyo total de los Estados Unidos a Israel.
Donald Trump no se quedó atrás para definir a Netanyahu como un héroe de guerra, al que recibe con todos los protocolos.
Si Joe Biden, para sólo mencionar los más recientes gobernantes norteamericanos, no vaciló para reconocerse públicamente como sionista, Donald Trump no se quedó atrás para definir a Netanyahu como un héroe de guerra, al que recibe con todos los protocolos. Bernie Sanders, excandidato a la presidencia de los Estados Unidos, denuncia abiertamente que el gobierno de su país no solo financia el genocidio en Gaza, sino que suministra las armas para su ejecución.
Es un hecho conocido que el grupo económico de George Soros, multimillonario sionista, controla la inmensa mayoría de los medios de comunicación en el mundo entero, imponiendo la narrativa sobre los acontecimientos. Gaza es un ejemplo, por sobre las Naciones Unidas prima el relato de Netanyahu y Trump. Igual que pasa hoy con Venezuela y Maduro, convertidos en un cartel de narcotráfico por el que se ofrecen millonarias recompensas.
Lo que se oculta, desde luego, es que los Estados Unidos van tras el petróleo venezolano, las mayores reservas mundiales. Por todo eso, no sabe uno qué sentimiento expresar, si indignación, burla, lástima, desprecio o todos a la vez, cuando ve a Iván Duque Márquez, declarado enemigo de Venezuela, fotografiado orgullosamente con Netanyahu, considerándolo un gran honor. Así piensan el uribismo y la extrema derecha que aspiran a retomar el control del país. Qué vergüenza.
Anuncios.
Anuncios.