La Marcha del Silencio fue convocada por Jorge Eliecer Gaitán el 7 de febrero de 1948 y dos meses después caía asesinado por un complot entre el Gobierno de turno de Mariano Ospina Pérez y la naciente CIA, apoyados también por dirigentes del mismo partido liberal quienes al igual que sus socios veían en Gaitán a un "comunista" muy peligroso en tiempos de la Guerra Fría que comenzaba entre Soviéticos y Yanquies.
Con este acto se echa por tierra que la violencia partidista comenzó con la violenta muerte de Gaitán; Precisamente esa Marcha era la protesta por los asesinatos en maza que el Partido Conservador, en su larga hegemonía de más de cuarenta años de Gobierno, perseguía ayudados por la Iglesia a todo el que no fuera del partido conservador.
Estas épocas que, por conveniencia de quienes nos gobiernan, no son estudiadas en las aulas de clases, como también esconden las épocas resientes del paramilitarismo, fueron de tristeza y dolor para las familias y regiones donde ellas habitaban y habitan hoy.
Yo las conocí desde Bogotá, pero en los campos como hoy las historias que se conocían eran terribles. Se olvidaron las guerras entre "pájaros y chulavitas" narradas por Gardeazabal en sus obras. Quien tuviera algo rojo, la policía política dirigida por Laureano Gómez les hacían comer la prenda roja utilizada, pero al decir comer no lo digo de manera literal era de verdad.
Luego de la disputa entre Ospina Pérez y Laureano Gómez surge el General Rojas Pinilla, quien vino a suplir el vacío de poder que deja el partido Conservador.
La Iglesia Católica quien era un poder político en la época reforzada con ideas falangistas de los curas españoles, tenía un papel preponderante en todos los pueblos de Colombia, de ahí que por generaciones le inculcaron al campesino que dejar de obedecer al señor cura o al Doctor como les decían en algunas regiones, les causaba la excomunión y la condena eterna en los infiernos.
Esto nos deja una explicación de por qué las mentes colonialistas del dueño de tierras y la obediencia y sumisión del campesino común y se llega hasta el punto de que este campesino u obrero en las ciudades llegue rechazar cualquier cosa que cambie ese viejo sistema y hoy tan bien lo palpamos.
La Marcha del Silencio convocada por los herederos del colonialismo, representados por personas como María Fernanda Cabal y Paloma Valencia nos dan la idea que no es por solidarizarse y protestar por el atentado contra el Senador Miguel Uribe, quien en mala hora fue herido y cuyas investigaciones del trágico acontecimiento nos están sorprendiendo.
La marcha se basaba más bien en una protesta contra el Gobierno Petro a quien de ninguna manera le pudiera interesar políticamente que algo le suceda a Uribe Turbay o a cualquier precandidato, pues como hoy ocurre se le trata de señalar al Gobierno como responsable intelectual del triste suceso; en cambio, se deja de lado que quienes más pueden estar interesados en un desenlace fatal son quiénes están en contienda por esa codiciada precandidatura.
Esta Marcha del Silencio trata es de balancear las multitudinarias concentraciones que respaldan al presidente Petro y que tienen asustados a todos los que conforman el establecimiento y que no aceptan ningún cambio.
Sabemos desde ya cuáles serán las noticias de la noche en noticieros hablados, escritos y televisivos, ese éxito será resaltado. Lo único que le pido a San Pedro es que sea benevolente con estos marchistas, así como lo ha sido con el petrismo.
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