La realidad que está detrás de las cifras de seguridad

Las bandas criminales siguen operando en la sombra mientras las ciudades presumen bajas tasas de homicidio, adaptándose y expandiendo sus redes ilegales

Por: Farley Johany Gaviria Campo
febrero 27, 2025
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La realidad que está detrás de las cifras de seguridad

Escuchar a un alcalde mencionar que la ciudad es segura solo por el índice de homicidio bajo, parece que es algo que ya ha pasado a la historia, pues mientras que no ocurren homicidios, las bandas criminales de la ciudad siguen funcionando como las empresas criminales que son, incluso, en tiempos de “paz y tranquilidad” se fortalecen.

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El crimen es mutable, evoluciona con el tiempo y se adapta a las nuevas dinámicas sociales y nuevos mercados, así pasamos de las drogas que se cultivaban a las drogas sintéticas, de los narcotraficantes opulentes a otros que desean pasar desapercibidos y se introducen mejor en todas las esferas sociales.

Por ello, los indicadores de seguridad no pueden medir solo la criminalidad clásica, aquella que contiene los delitos llamados naturales, tales como el homicidio y el hurto; ahora, existen una gran variedad de conductas y maneras de encubrir las ganancias delictivas que no están siendo medidas y están floreciendo con muchísimo lucro.

Las bandas criminales son empresas organizadas con una estructura humana compleja que funciona las 24 horas, cuyo objetivo es obtener lucro a través de las actividades ilícitas y licitas, por lo que el homicidio es solo una las actividades de estas empresas. La minería ilegal, el narcotráfico, la explotación sexual, la trata de personas, la extorsión, los negocios de protección de personas y todas las actividades “legales” para encubrir el dinero obtenido y darle apariencia de legalidad.

Para todas estas actividades, existe una red humana, en la cual no solo hay sicarios, sino también profesionales que ayudan en las actividades de encubrimiento, hay relaciones “comerciales” con empresarios que también se benefician del dinero ilícito y con otras bandas criminales, con las cuales se llegan a acuerdos de zonas de explotación criminal, no solo en el territorio de la ciudad, sino también en la zona rural, donde ejercen minería ilegal, trata de personas, cultivo de narcóticos, entre otros.

Esta actividad empresarial ilegal, no cesa mientras la ciudad presume bajas tasas de homicidio, lo cual es un gran logro, pero que además del trabajo de la fuerza pública, también obedece a la propia dinámica de las bandas, pues saben que mientras esté el alcalde de mano dura, no pueden ser visibles, porque pueden ser capturados y debilitados.

Generalmente, cuando a la ciudad llega un mandatario como el doctor Federico Gutiérrez, que manifiesta combatir la criminalidad y capturar a los jefes de las empresas criminales, estos organizan su empresa y evitan la comisión del homicidio, generando un ambiente de tranquilidad, en la que las autoridades no los están detectando, mientras siguen funcionando con completa normalidad.

Un ejemplo, es que mientras en el año 2024, se registran los indicies más bajos de homicidios, menor cantidad de homicidios totales desde 1976 y la menor tasa de asesinatos por cada 100.000 habitantes desde 1942; no han desaparecidos las empresas criminales y tampoco han parado su producción delictiva, por el contrario, han aprendido a seguir produciendo ganancias con solo evitar incurrir en el homicidio.

Si bien, el indicador bajo de homicidio es un logro importante para la ciudad, con este solo indicador no puede medirse la seguridad de la ciudad, también debe incluirse un panorama completo de las empresas criminales y sus actividades, su complejo humano en todos los rangos, pues la ciudadanía sabe que ahí están las bandas criminales, conviven con ellas y aun con la cifra baja de homicidios, viven entre el temor y la incertidumbre.

Los nuevos indicadores de seguridad ciudadana, deben incluir las bandas que operan en la ciudad y si distribución territorial; las actividades ilegales y las actividades legales de encubrimiento y lavado de activos; una cuantificación y cualificación de las personas que hacen parte de la organización: los bienes muebles e inmuebles; cuentas bancarias y criptomonedas y demás activos utilizados por los grupos; estadísticas que muestren variables de ganancias generadas por las empresas criminales.

Esto ayuda a tener un panorama completo de la nueva criminalidad, esto implica adaptar nuestra fuerza pública a las nuevas formas de operar de las empresas criminales, entendiendo que son complejos humanos detalladamente organizadas para obtener lucro.

Para lograr esta radiografía detallada, se requiere mejorar las capacidades de inteligencia de la Policía Nacional y el Cuerpo Técnico de Investigación -CTI-, utilizando también tecnología especializada como softwares que detectan movimientos financieros y de criptomonedas, sistema de vigilancia aérea móvil, los cuales ya están disponibles en países como Estados Unidos e Israel, aliados de Colombia.

De esta manera, también se pueden obtener los elementos materiales probatorios requeridos para procesar a quienes hacen parte de estas empresas criminales con mayor eficacia.

JOHANY GAVIRIA

Abogado especializado en Derecho Penal.

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