Los descendientes de los hermanos Andrés y Gilberto Uribe son los dueños del emporio de marcas de ropa extranjera más grande de Colombia entre las que están Naf Naf, Americanino, Esprit, Rifle, American Eagle, Mother Care, American Brands, LBT y Chevignon. Esta se vio amenazada por un competidor que con el nombre de Chevigton podría crear el equívoco entre los compradores. Actuaron de inmediato a través de sus abogados para evitar sus registros en la marca en la Superintendencia de Industria y Comercio.
Su tarea de cuidar las marcas es prioritaria y casi que una obligación de cara a los dueños internacionales de los mismos que están siempre atentos que los Uribe aseguren que no haya plagios ni copias de diseño. Operan como una suerte de franquicia de las marcas que representan e importan.
El valor de las importaciones de la ropa de Fashion Trademarks Holding S.L alcanzó los USD 25 millones de dólares en Colombia. Pero también tienen su negocio en Venezuela, Perú y Costa Rica, las cifras son otras.
Los dos hermanos Uribe, entre ellos Andrés y Gilberto, heredaron el negocio que inicio su papá el industrial John Uribe Escobar quien se casó con Margarita Echavarría, hija del exitoso empresario Alejandro Echavarría Isaza, el fundador de Coltejer. La prematura muerte de la señora Echavarría, cuando el mayor de los hijos tenía solo doce años forzó el traslado de la familia a vivir a Estados Unidos donde ven las opciones de importación de ropa americana que emprenden a su regreso a Colombia después de concluir sus carreras universitarias.
John Uribe Escobar murió en agosto de 1960 con 74 años, su hijo Gilberto Uribe Echavarría tomó las riendas de las compañías, que pasaron a conocerse como el Grupo Uribe. La defensa de la propiedad intelectual es una parte vital de los negocios de los Uribe, que hoy pertenecen a la tercera generación de la familia Uribe, una consecuencia del fallecimiento de Gilberto Uribe en 2013. Entre ellos aparecen Andrés, Carlos y Felipe Uribe.
La marca de ropa, también paisa, Chevigton intentó entrar a competirle a Chevignon en el mercado. Dieron el primer paso que fue registrarlo en la Superintendencia de Industria y Comercio. Los abogados de marca vieron la amenaza por la semejanza entre los dos nombres y el riesgo de confusión para los clientes. Y más al tratarse de prendas de vestir aumentando el riesgo sobre Chevignon.
Una vez los funcionarios de la SIC escucharon las partes tomaron una decisión. En primera instancia, se debía negar el nombre de Chevigton por un riesgo de generar confusión y asociación en el mercado colombiano. Así los Uribe lograron su cometido: bloquear la entrada de Chevigton al mercado.
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