Hoy en día, muchos colombianos acuden a D1, Ara o Ísimo para hacer compras rápidas o incluso para surtir un mercado completo. Sin embargo, no siempre fue así. Hace apenas algunos años, el panorama del comercio minorista en Colombia era mucho más variado y competitivo, con una diversidad de supermercados que hoy solo sobreviven en la memoria de quienes los frecuentaron con nostalgia.
El auge de las tiendas de retail de bajo costo cambió por completo las reglas del juego. Muchos negocios tradicionales no lograron adaptarse al nuevo modelo, y poco a poco fueron desapareciendo, dejando el camino despejado para el dominio de estas cadenas de descuento.
Los supermercados colombianos que se fueron del mercado
La noticia más reciente que ha sorprendido a muchos es el posible cierre de Merqueo, la plataforma que nació como una propuesta innovadora de mercado virtual, con entregas a domicilio y, más adelante, con su propio punto físico. Aunque al comienzo logró captar la atención de los consumidores con precios competitivos y promociones constantes, todo parece indicar que no logró sostenerse frente al empuje de D1, Ara y otros formatos similares.

Otro nombre que marcó la historia del comercio colombiano fue Tía, una cadena que llegó al país en la década de 1940 de la mano de Federico Deutsch y Kerel Steuer, empresarios provenientes de Checoslovaquia. Con sus almacenes ubicados en puntos estratégicos del país, Tía se convirtió en un referente del comercio minorista por varias décadas. No obstante, su operación cesó definitivamente en noviembre de 2017, tras varios intentos fallidos por mantenerse vigente.
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También está el caso de LEY, un supermercado con raíces costeñas, fundado en Barranquilla por Luis Eduardo Yepes. Este negocio logró expandirse a otras ciudades, siendo durante años sinónimo de tradición y cercanía. Sin embargo, en 2001 fue adquirido por el Grupo Éxito, y poco a poco fue desapareciendo hasta extinguirse completamente en 2012, absorbido por el nuevo modelo corporativo.

Uno de los intentos más recientes y que llegó a competir directamente con las tiendas low cost fue Justo & Bueno. Su propuesta de precios bajos y cobertura nacional le permitió ganarse el cariño de millones de colombianos, especialmente en municipios intermedios y barrios populares. No obstante, las deudas acumuladas, una expansión desbordada y una administración cuestionada llevaron a su declive, dejando una sensación de pérdida entre sus fieles compradores.
Un nuevo panorama: concentración y apuestas emergentes
Hoy, el panorama es muy distinto. La competencia se ha reducido y D1 y Ara dominan el sector, consolidando su presencia en casi todas las regiones del país. Incluso, iniciativas respaldadas por grandes grupos económicos, como el caso de Ísimo de la familia Char, aún no han logrado desbancar a los dos líderes.
Sin embargo, nuevos jugadores siguen apareciendo. Dollarcity, con su formato de productos importados a bajo precio, continúa expandiéndose, al igual que propuestas emergentes como Mercatus9, que busca hacerle frente al modelo tradicional de supermercados con una oferta más variada y flexible.
En un país donde el consumidor se ha vuelto más exigente, y donde el precio sigue siendo un factor determinante, queda por ver qué nuevos actores surgirán y cuáles más desaparecerán del mapa comercial colombiano. Lo cierto es que el modelo de negocio ha cambiado, y adaptarse a esta nueva realidad parece ser la única manera de sobrevivir.
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