Escuchar al presidente Gustavo Petro es escuchar a uno de los maestros de la oratoria mundial. La palabra puede contribuir a exaltar los valores de una nación, como en los discursos de Jorge Eliécer Gaitán, Salvador Allende, Fidel Castro, quienes lograron movilizar a sus pueblos para desenmascarar las tiranías y recuperar la fe en lo propio, en el reconocimiento de las bondades del individuo. Solo así se ha logrado las grandes transformaciones, como la Revolución Francesa, con grandes protagonistas como Marat, Danton, Montesquieu, Robespierre, entre otros. Para ellos la palabra fue lo fundamental, por ello propusieron el movimiento de La Ilustración.
Pero también está la contratapa: el discurso al servicio del crimen, la segregación y el holocausto. El discurso que llevó a la muerte de entre 55 millones y 60 millones de personas (el 2 por ciento de la población mundial de aquel tiempo) en la Segunda Guerra Mundial. Once millones bajo la égida de un discurso enardecedor en contra de los judíos, comunistas, gitanos, discapacitados, homosexuales, negros, indios, polacos, prisioneros de guerra soviéticos, Testigos de Jehová, opositores políticos en Alemania. Todo en defensa de una raza pura que les dio por llamarle raza aria, que ellos consideraban homogénea. Todo esto produjo un líder con un discurso enardecedor que impulsó el holocausto del cual se han grabado cientos de películas.
Los tiranos como Adolf Hitler no han sido casuales en el poder, pusieron sus talentos al servicio del crimen para luego terminar sus vidas sepultados en un bunker, a 16 metros de la luz de la vida. Pero, ¿quién era el artífice de la perversidad del crimen? Otro orador y esquemático ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933 y 1945: Joseph Goebbels, un talentoso hombre que diseñó un programa propagandístico, desafortunadamente al servicio del crimen.
Pero en Colombia surge un líder que por su inteligencia y talento sabe orientar sus palabras en favor de la niñez desnutrida, de los viejitos abandonados, de la salud para todos, de la universidad gratuita para los jóvenes. Es un personaje que habla del país de la Belleza para referirse a una nación que es poseedora de la tercera biodiversidad más grande del mundo. Este líder denomina a su país como “Potencia de la vida”. No son palabras rebuscadas, son lo elemental, pero dichas en la voz de su intelecto es un mensaje revolucionario.
Gustavo Petro hizo el 20 de julio de 2025, día de la Independencia de Colombia, el discurso más maravilloso con argumentos que van desde las menciones a Cien años de soledad con el coronel Aureliano Buendía, que recoge la imagen y bondad del general Rafael Uribe Uribe como precursor de la ley laboral en Colombia. Al general Uribe Uribe lo mataron a hachazos en la plaza de Bolívar, cuando llevaba bajo el brazo el proyecto de ley de Seguridad en el trabajo. Lo asesinan dos labriegos embriagados con chicha mientras se dirigía al Congreso. Estos se iban a beneficiar con el proyecto de Uribe Uribe, pero la ignorancia los llevo a matar a quien era su mecenas; quienes iban a tener mejor calidad de vida; iban a poder alimentar mejor a sus hijos. Uribe Uribe era un gran orador con un discurso en favor de la alfabetización de los labriegos que se ganaban un jornal miserable. El general fue el primero en aplicar sus palabras: les triplicó el pago del jornal en su propia finca cafetera a sus peones.
De esa estirpe proviene Gustavo Petro, por eso fue que mientras hacía política rebelde y clandestina con el movimiento 19 de abril decidió adoptar el alias de Aureliano, haciendo referencia al personaje de Cien años de soledad de nuestro Nobel de literatura, Gabriel García Márquez: Aureliano Buendía, que a su vez personificaba al general Rafael Uribe Uribe.
El discurso del presidente Gustavo Petro, en la inauguración de la legislatura 2025-2026, fue un corolario de tres años de Gobierno; no solo con filosofía o literatura, estuvo cargado de cifras y de una explicación con profundidad de la economía de David Ricardo.
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