A Gustavo Petro no lo derrota la oposición, sino que lo desangra su propia gestión, lo fractura la relación rota con su gabinete, lo deslegitima el caos que él mismo ha sembrado y lo hunde, finalmente, su incapacidad para liderar sin destruir.
Lo más grave no es que su gobierno no haya cumplido. Es que, mientras se desmorona, arrastra con él a toda una corriente ideológica que por primera vez en la historia tuvo la oportunidad de gobernar la izquierda y por lo tanto afecta la democracia que le ha garantizado ejercer su dignidad.
Gobernar sin asumir: el arte de culpar
Petro actúa como si la Presidencia le quedara incómoda. Desde el inicio de su mandato, ha convertido la crítica interna en traición, el desacuerdo en conspiración, y la responsabilidad en ajena.
En una alocución reciente, transmitida en cadena nacional, el presidente fue claro:
“Cada vez que he intentado hacer un cambio, las personas que he puesto me traicionan”.
“Yo tengo que hacer todo, porque el 80% de mi tiempo se me va resolviendo los problemas de las mujeres”.
El jefe de Estado, que nombra, orienta y dirige a su equipo, actúa como un espectador frustrado de su propio gobierno. Pero no es víctima de su gabinete: es su arquitecto. Y desmotivador.
Una de las excompañeras de Petro y madre de dos de sus hijos, Mary Luz Herrán revela el vacío de liderazgo en la izquierda
Manifestó: “No hay nadie que pueda reemplazarlo”, con relación a Gustavo Petro. Las palabras más demoledoras no vienen de un opositor, sino de Mary Luz Herrán, exesposa de Petro y aún militante del Pacto Histórico. En entrevista con Semana, también afirmó:
“En la izquierda no hay absolutamente nadie que pueda reemplazar por sí solo a Gustavo Petro. […] Hay gente cercana y leal al presidente, pero uno en política tiene que ser acertado y no soñador permanentemente”.
La hoy posible aspirante al Congreso, Mary Luz Herrán lanzó tambien críticas directas y contundentes contra figuras petristas del gobierno, de cara a 2026.
Sobre Gustavo Bolívar: “Si me dicen que vote por alguien de la izquierda, lo hago por Gustavo Bolívar”
Sobre Susana Muhamad: “La exministra Susana Muhamad hubiera sido muy buena, pero como ahora a todos se les dio por ser precandidatos”
Sobre María José Pizarro: “María José Pizarro sería buena para una Vicepresidencia; todavía no está para una Presidencia”
Sobre Roy Barreras: “Roy Barreras, por ejemplo. Puede unir lo decente de la derecha, lo interesante del centro y la disciplina de la izquierda”.
La mención de Barreras no es casual: refleja la ambición de Herrán por un perfil que construya consenso para 2026.
Sobre Alfredo Saade y Armando Benedetti: “Alfredo Saade es tan áspero, crudo y cruel como Armando Benedetti” Una comparación que remarca el estilo confrontacional que domina el círculo más cercano de Petro.
Sus declaraciones reflejan el resultado de un liderazgo que no construyó relevo ni cuidó a su equipo. Petro no ha cultivado una generación que lo trascienda. Ha quemado a sus cuadros. Ha dejado una izquierda sin sucesión.
La Fundación Paz & Reconciliación (Pares): un gabinete fracturado
Pares advirtió en su informe titulado “Petro se va, otra vez, contra su gabinete y anuncia un nuevo revolcón ministerial” que el presidente retomó públicamente su enfrentamiento con su propio equipo de gobierno, a menos de un año de concluir su mandato. El informe menciona las siguientes frases del presidente Petro:
“Yo no puedo tener mi último año con gente que no sepa el programa de gobierno y no lo aplique. Sea del color político que sea…”
También dijo, en tono de reproche:
“Los cambios que he hecho en estos tres años son muchos, pero ¿qué hago?, porque no encuentro un gabinete que cumpla el programa de gobierno de mandato popular”.
La Fundación Paz & Reconciliación (Pares) subraya que Petro acusó a varios de sus ministros de ser “traidores”, denunció que muchos ni siquiera conocen su programa de gobierno, y anticipó un nuevo remezón ministerial.
El informe también contextualiza estos hechos como parte de un patrón reiterado de confrontación interna. Recuerda los choques del presidente con figuras como Alejandro Gaviria, Cecilia López, Susana Muhamad, Francia Márquez y el controversial regreso de Armando Benedetti, quien, pese a sus escándalos, fue premiado con el Ministerio del Interior.
Petro ha debilitado profundamente los fundamentos de la izquierda democrática.
La solidaridad colectiva fue reemplazada por la desconfianza mutua. La equidad de género quedó hecha trizas con sus declaraciones y su trato hacia funcionarias. La ética pública naufragó entre contratos opacos, persecuciones políticas y el uso de influenciadores pagos. La coherencia internacional se perdió con el deterioro de relaciones clave como EE.UU., Alemania o Israel.
El legado: Fragmentación, decepción y vacío
Hoy, la izquierda no enfrentaría solo una derrota electoral en 2026, padece una crisis de legitimidad, una fractura moral, y lo más peligroso: una ausencia de liderazgo confiable y viable.
Si algún día vuelve a haber una opción progresista real en Colombia, no será gracias a Petro, será a pesar de él.
Del mismo autor: La persecución infame de Petro a Thomas Greg & Sons y a la democracia
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