¿Por qué fracasan los intentos de paz con las bandas criminales de Buenaventura?

La violencia recrudece en Buenaventura por disputas entre bandas. La falta de acción estatal mina la "Paz Total". El desafío es quitarle el puerto a la delincuencia

Por: Carlos Eduardo Lagos Campos
abril 01, 2025
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¿Por qué fracasan los intentos de paz con las bandas criminales de Buenaventura?
Foto: Wikipedia

Buenaventura, la principal ciudad portuaria del Pacífico colombiano, vuelve a sumirse en una ola de violencia que despierta preocupación y desesperanza entre sus habitantes. Tres bandas criminales —Los Espartanos, Los Shottas y Los Chiquillos— se disputan el control territorial, dejando tras de sí un rastro de muerte, extorsión y desplazamiento.

Este recrudecimiento no es un fenómeno aislado, sino la consecuencia de un historial de intentos fallidos por pacificar la ciudad y de una inacción institucional que agrava la crisis. En el marco de la "Paz Total" impulsada por el presidente Gustavo Petro, es imperativo analizar los antecedentes de estos experimentos de paz, las razones de su fracaso y las causas estructurales que perpetúan la violencia, para luego proponer un camino hacia diálogos renovados.

Los antecedentes de los esfuerzos de paz en Buenaventura se remontan a iniciativas como la tregua entre Los Shottas y Los Espartanos en 2022, mediada por la Iglesia y acompañada por el gobierno de Petro. Este "laboratorio de paz" logró reducir los homicidios durante varios meses, con un pacto simbólico sellado en un partido de fútbol. Sin embargo, la tregua se rompió en 2023 tras disputas internas y la aparición de nuevos actores como Los Chiquillos, herederos de La Empresa.

La falta de un marco jurídico sólido para el sometimiento de estas bandas, sumada a la desconfianza entre los grupos y la ausencia de avances sociales tangibles, minó estos esfuerzos. Aunque la "Paz Total" buscaba integrar a las bandas urbanas en un proceso de desarme y reconciliación, los incentivos económicos y educativos prometidos no se materializaron con la rapidez necesaria, dejando a los jóvenes vulnerables al reclutamiento criminal.

El fracaso de estos experimentos se explica por varias razones. Primero, la debilidad institucional: la Alcaldía y la Gobernación han sido lentas en responder, excusándose en culpar al Gobierno central mientras minimizan la crisis ante los medios, como señaló un porteño preocupado por esta situación. Según la misma fuente, solo la concejal Libia Mosquera ha visibilizado el problema, frente a una inacción generalizada. Segundo, las causas estructurales —pobreza, desigualdad y la importancia estratégica del puerto para el narcotráfico— no han sido abordadas.

Las bandas prosperan en un contexto de exclusión donde el Estado es reemplazado por "fuerzas oscuras", como afirmó monseñor Rubén Darío Jaramillo. En el marco de la "Paz Total", la falta de coordinación entre niveles de gobierno y la incapacidad para desmantelar las economías ilegales han condenado estos esfuerzos al colapso.

Hacemos un llamado urgente a reanudar los diálogos con Los Espartanos, Los Shottas y Los Chiquillos, pero con un enfoque renovado: eliminar las causas de la violencia. Esto implica fortalecer la presencia estatal con inversión social, empleo y educación, desarticular las redes del narcotráfico y garantizar un marco legal que facilite el sometimiento sin impunidad. Solo así, Buenaventura podrá salir del yugo de las bandas y la "Paz Total" dejará de ser una utopía.

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