La certificación y sus efectos en Colombia
La certificación es un mecanismo creado en Estados Unidos hace varias décadas, mediante el cual el presidente informa al Congreso sobre el cumplimiento de compromisos adquiridos por los países cooperantes en la lucha contra las drogas. Ese reporte sirve como insumo para asignar recursos destinados a mantener la cooperación internacional: apoyo militar, provisión de equipos, labores de inteligencia y entrenamiento de tropas.
Uno de los aspectos más delicados de perder la condición de país certificado es que Estados Unidos suele votar de manera negativa cualquier solicitud de crédito presentada ante el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el BID. Para países como Colombia, altamente dependientes del crédito externo, la descertificación puede convertirse en un obstáculo serio para el desarrollo.
Entre cooperación y soberanía
Para algunos analistas, la certificación es un mecanismo de sumisión: un sistema en el que Estados Unidos “premia” con ayudas económicas, militares o comerciales a quienes cumplen, mientras se pone en segundo plano la soberanía nacional. Para otros, se trata de una política de Estado estadounidense que busca invertir en zonas productoras de drogas para contener la oferta de cocaína, fentanilo, marihuana o heroína que han causado graves crisis de salud pública en su territorio.
En cualquier caso, la descertificación tiene perdedores en ambos lados: Colombia pierde recursos estratégicos y Estados Unidos limita su capacidad de contención frente al narcotráfico.
Un waiver para Colombia
La situación actual corresponde a una certificación condicionada o waiver, que obliga al país a emprender acciones adicionales para modificar la evaluación del Departamento de Estado. Dicho organismo señaló que, “bajo el desafortunado liderazgo de Petro, el cultivo de coca y la producción de cocaína han alcanzado niveles históricos”.
Colombia no puede resignarse a ser catalogada al nivel de Afganistán, Birmania, Bolivia o Venezuela. Las últimas descertificaciones ocurrieron en 1996 y 1997, en medio del proceso 8.000 que salpicó al presidente Ernesto Samper con dineros del cartel de Cali.
El reto para el futuro inmediato
Algunos analistas consideran que “no pasará nada” porque el waiver le da al gobierno estadounidense flexibilidad para mantener las condiciones actuales. Sin embargo, también existe la posibilidad de que, si no se perciben cambios, se ejerza una presión más rigurosa sobre Colombia.
Lo cierto es que, sin asistencia militar, de inteligencia o económica, el único ganador será el narcotráfico y sus carteles
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