Hace no mucho, venía en un carro de transporte por plataforma digital —una de tantas que compiten con Uber— en un viaje de unos 40 minutos. El conductor y yo comenzamos a conversar sobre distintos temas, hasta que me preguntó:
—¿A qué te dedicas?
Le respondí que soy ingeniero de sistemas.
—¿Programador? —me dijo.
—Algo así —respondí—, aunque lo que hago va más allá de solo programar.
Entonces me lanzó una pregunta que me pareció bastante interesante:
—¿Y ahora que la inteligencia artificial programa, los ingenieros de sistemas en qué van a trabajar?
Le devolví la pregunta:
—¿Por qué crees que no se van a necesitar?
—Lo leí en internet, en una noticia —respondió.
Le respondí:
—Sí, últimamente he visto muchos titulares y artículos de opinión sobre estos temas. Sin embargo, no creo que la inteligencia artificial vaya a reemplazar a nadie en el corto plazo —por no decir en muchos años—. Incluso si llega a automatizar algunas tareas, surgirán nuevas áreas en las que podremos enfocarnos y crecer profesionalmente. No todo gira en torno a la IA. Si revisas las publicaciones de empresas como Gartner, verás que hay muchas disrupciones tecnológicas en marcha. En lugar de menos trabajo, probablemente tendremos más que nunca… solo que será diferente.
Volviendo a la conversación, en un momento el conductor me dijo:
—La IA es sorprendente. ChatGPT es mucho más inteligente que nosotros. Es más consciente e inteligente.
Le respondí que no es ni consciente ni inteligente. Discrepó conmigo durante unos minutos, así que intenté explicarle sin tecnicismos… hasta que no tuve más remedio que entrar en detalles.
Le dije:
—Lo primero que debemos tener presente es que esto es software. Tiene requisitos, análisis sistémico, abstracción, matemáticas, se desarrolla bajo una metodología, se modela, tiene arquitectura, relaciones, utiliza lenguajes de programación y paradigmas. Corre en una máquina, como cualquier otro software. Esa máquina no "piensa"; solo interpreta números, bits que van en cadenas que son potencias de dos. Esas señales que le damos se convierten en instrucciones que simplemente interpreta. No es que sea más inteligente o consciente. Solo procesa la información más rápido que nosotros y accede a rutas específicas de memoria. El cerebro humano es, por mucho, más complejo y misterioso.
Después me preguntó:
—¿Y qué recomiendas estudiar? He leído que muchas profesiones van a desaparecer.
—¿Cómo cuáles? —le pregunté.
—Contadores, periodistas, abogados, ingenieros, artistas… hasta médicos —me dijo.
Realmente lo creía, y eso me dejó pensando en lo que deben sentir muchos jóvenes que están terminando el bachillerato y se preparan para ingresar a la universidad. También pensé en quienes, después de varios años sin estudiar, se preguntan si aún vale la pena intentarlo. ¿Qué pensarán al leer esas publicaciones que anuncian la desaparición de tantas profesiones?
Mi respuesta fue clara:
—Desde luego que vale la pena. Necesitaremos contadores, periodistas con pensamiento crítico e investigativo más que nunca. Abogados, ingenieros, artistas… y también con un sí rotundo, especialistas en medicina. Esto no va a reemplazar a nadie, ni siquiera a las secretarias.
Lo que antes tomaba mucho tiempo, ahora puede hacerse en menos, siempre y cuando la herramienta sea utilizada por alguien capacitado y consciente de lo que hace. A los programadores les ahorra horas de búsqueda en Google. A los estudiantes, les ayuda a comprender mejor los conceptos “si lo desean”. A las secretarias, les organiza el trabajo.
El problema aparece cuando usamos la herramienta sin tener el conocimiento necesario para saber cuándo se equivoca… porque sí, se equivoca, y con frecuencia.
Así que sí: se necesitan personas con conocimientos profundos, más que nunca. La creatividad es una cualidad muy humana. No es lo mismo cuando una persona talentosa crea arte o música, que cuando lo hace una máquina. Estas herramientas nos ayudarán con la velocidad, con la resolución de problemas o investigaciones más rápidas. Pero el día que una IA resuelva por sí sola uno de los problemas del milenio, sin ayuda humana, entonces tal vez podamos seguir esa conversación.
Hasta entonces, sigue siendo solo software que procesa información más rápido que nosotros.
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