No creo que un humanista, un intelectual verdadero, se sienta bien en un consejo de ministros con esa nulidad de Guillermo Botero, la frivolidad de Alicia Arango, la tecnocracia de Jonathan Malagón
No puede ser un debate ético ese del uribismo y el santismo. Es un debate político. Olvidar la política, por muy despreciable que parezca, terminará en que nunca haya debates éticos