De ganar Trump, llegarían con él a la Casa Blanca los elementos más ortodoxos del Partido Republicano. Hillary, con un gran programa, no ha logrado trasmitirlo a la gente común
El improbable triunfo de Trump ha calmado el temor de los canadienses, pero se percibe la preocupación de que el extremismo xénofobo pueda renacer bajo otro disfraz y otro peluquín
No es raro ver partidarios de Trump con camisetas anti-Hillary que dicen “desaparezcamos a esa perra”; para su desilusión, el término ya no es solo referente de connotaciones negativas