La realidad de la mayoría dista mucho del ideal de cumplir un horario, de estar afiliado a un seguro médico y un fondo de pensiones, y de recibir un sueldo fijo
“Si no nos mata el coronavirus, nos mata el hambre”, es un grito que llegó a cuestionar la existencia de un lenguaje romantizado de quedarse en casa por el bien de todos
Se vieron en Soacha a comienzos de la cuarentana pero ya empiezan a aparecer en Medellín y Cali, anunciando una emergencia social que puede ser tan grave como el coronavirus.