En este lugar de Boyacá, la paz no es promesa sino costumbre: un pueblo sin crímenes, donde la vida transcurre entre postres, ovejas y calles tranquilas
Este pequeño pueblo donde viven unas 4 mil personas florece entre rosas, quesos artesanales y neblina, con una calidez que brota de su gente y sus montañas
Desde las cumbres del Valle de Tenza vemos las montañas inclinadas y tendidas, con extensos campos de color verde esmeralda y vacas rechonchas pastando pacíficamente