Ubicado en el corazón del departamento del Casanare, Tauramena fue durante décadas un emblema de la industria petrolera en Colombia. En los años 90, el descubrimiento del campo Cusiana, uno de los yacimientos más importantes del país, impulsó un auge económico que marcó profundamente el desarrollo del municipio. Sin embargo, hoy, esta tierra llanera está escribiendo una nueva historia: la del turismo como motor de progreso sostenible.
Durante el auge petrolero, Tauramena llegó a producir hasta 250 mil millones de barriles de petróleo anuales, según relató el líder comunitario Diego García Alfonso. Ese flujo de recursos permitió construir una infraestructura sólida que, años después, se convertiría en la base para la transformación económica del municipio. “Gracias a esos recursos hoy somos lo que somos. Ese desarrollo permitió abrirle la puerta al turismo como una nueva línea económica”, señaló García en diálogo con Semana.
El paso del petróleo al turimso
El paso de una economía extractiva a una basada en el turismo no ha estado exento de retos. Aunque el petróleo trajo empleo e inversión, también generó conflictos sociales y preocupaciones ambientales, especialmente en torno a la contaminación y el manejo de los recursos hídricos. En 2013, la comunidad expresó su descontento a través de una consulta popular que prohibió la explotación petrolera en zonas de recarga hídrica. A partir de ese momento, comenzó el renacer de Tauramena como destino turístico.

Para Gustavo Monroy Torres, ingeniero civil nacido en el municipio, esta transformación ha sido casi milagrosa. “Viví del petróleo 16 años, pero hoy creo firmemente en el turismo como una bendición de Dios”, afirma. Monroy es uno de los promotores del Mirador Tro-llano y el Parque Temático Tierra de Dios, que incluye réplicas de las pirámides de Guiza y el Arca de Noé, espacios que combinan espiritualidad, cultura y paisajismo.
Hoy, proyectos turísticos como estos generan cientos de empleos. En temporada alta, se pueden contratar hasta 700 personas de forma directa, dinamizando la economía local de manera limpia y sostenible. “Nuestro sueño es que el turismo supere al petróleo, porque es una economía que respeta el medio ambiente”, afirma Monroy.
¿Qué hay para hacer en Tauramena?
Daniel Jiménez, propietario del Parador Villa Antonella, comparte ese entusiasmo. Su restaurante temático, inspirado en el aguacate, es solo una de las tantas iniciativas locales que están floreciendo. “Estamos apenas comenzando, pero vemos con optimismo el futuro. En ocho años queremos estar posicionados nacional e internacionalmente”, asegura.

Tauramena ofrece hoy una variedad de experiencias únicas: desde aventura extrema en Zona D Extremo y Villa Al Revés, hasta recorridos de contemplación en los Balcones del Cacique o visitas al Oasis Ecopark. Todo impulsado por emprendedores locales que trabajan con pasión, cooperación y sentido comunitario.
A tan solo una hora de Yopal, Tauramena demuestra que la transición energética puede ser también una transformación social. Donde antes hubo petróleo, hoy florecen colores, cultura y esperanza.
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