@petrogustav y con el liderazgo de @harmanfelipe y la @activosSAE, entregamos el predio Acantilados al pueblo Arhuaco, un territorio que une a la sierra, sus ríos y quebradas con el mar. Hoy recuperamos un poco de su dignidad y más que hectáreas, recuperamos la espiritualidad y la cultura de un pueblo que había sido cercado por la violencia.
Esto es construir paz entre nosotros y con la naturaleza, esto es luchar verdaderamente por la vida. La Dirección de Asuntos Étnicos de la @AgenciaTierras siempre será un instrumento para devolver la tierra a quien nunca se le debió arrebatar.
De esta manera anuncia el nariñense Luis Gabriel Rodríguez de la Rosa, Director de Asuntos Étnicos de la Agencia Nacional de Tierras, un hecho histórico que trasciende gobiernos e ideologías. La entrega de un predio que une a la Sierra con el Mar, que convoca a ríos y quebradas en un verdadero intento de devolver la dignidad a un pueblo mayor que se ha caracterizado por su espíritu ambientalista y protector de la naturaleza.
Volver al mar después de centurias de despojo y de infructuosos llamados a los diferentes gobiernos en espera de un reconocimiento, no solo histórico si no, igualmente, cultural. Un pueblo que nació entre olas, pero que fue condenado a vivir del anhelo de nuevamente sentir sus aguas entre sus manos.
Gracias a la sensibilidad y gestión del doctor Luis Gabriel Rodríguez de la Rosa y su equipo de trabajo se alcanza este sueño, se vuelve realidad al tiempo que se trazan caminos de agua que permiten acariciar nuevos y renovados amaneceres en un horizonte de justicia y paz.
Son estos actos los que deben permitirnos superar ideologías y formar conciencia ciudadana y cultural. La paz es un hecho que se cristaliza y visibiliza en actos de concordia y hermandad.
Felicitamos a cada uno de sus protagonistas, al gobierno nacional, a la comunidad Arhuaca y, especialmente, al nariñense Luis Gabriel Rodríguez de La Rosa por enseñarnos a trazar caminos de paz y esperanza en medio de una violencia que se siente herida ante actos de esta naturaleza.
A mi manera de ver, este acto tiene varias implicaciones:
1. Reconciliación: La devolución del predio podría ser un paso hacia la reconciliación entre el gobierno y el pueblo Arhuaco, después de posibles conflictos o disputas por la tierra.
2. Soberanía territorial: Al recuperar el control sobre este territorio, el pueblo Arhuaco podría ejercer su derecho a la autodeterminación y gestionar sus recursos de manera autónoma.
3. Desarrollo sostenible: La unión de la Sierra con el Mar podría ofrecer oportunidades para el desarrollo sostenible, como el turismo ecológico, la agricultura y la pesca responsable.
4. Preservación cultural: La devolución del predio podría permitir al pueblo Arhuaco preservar su cultura y tradiciones, al tener control sobre su territorio y recursos.
Un marco de respeto, dignidad y reconocimiento de una ancestralidad que se sostuvo en la memoria histórica y oral de un pueblo que floreció entre márgenes de sol y viento. Seguramente es el inicio de un nuevo amanecer en el cual se traza y concreta el anhelo de otros pueblos que formaron su misma esencia en distintos marcos geográficos y territoriales.
Son hechos de paz, actos de civilización y concordia. Una reconciliación que va más allá de simples actos de gobierno. Es una nueva mirada que incide en el futuro de los hombres y los pueblos. Volver al mar es encontrarse con la invaluable posibilidad de reescribir la historia en páginas de una ancestralidad que nos forjó como pueblo y nación.
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