A media hora de Tumaco, sobre la carretera por donde se mueven los narcos y la cocaína, tiene Uberley Ramírez una casa. Allí los habitantes de calle o los drogadictos crónicos entran a una especie de campamento con disciplina militar donde van dejando, en cada gota de sudor, la adicción
Anuncios.
Anuncios.
